El regalo de navidad que le costó 427 millones de pesos a Bucaramanga
Resumen
La alcaldía de Bucaramanga gastó 427 millones en una camioneta de lujo, desatendiendo necesidades urgentes de la comunidad. El proceso de compra vincula a Alan Perlman, vinculado al 'cártel de los blindados'. La decisión refuerza un posible esquema de corrupción.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Detrás de esta compra no solo hay un acto de aparente derroche, sino también el eco de una de las redes de corrupción más grandes del país.
En una ciudad donde las escuelas se caen a pedazos, los adultos mayores reclaman atención y las juntas comunales ruegan por presupuestos para lo básico, la alcaldía de Bucaramanga decidió gastarse 427 millones de pesos en una camioneta de lujo.
La historia comenzó cuando el concejal Carlos Parra, en una intervención en el Concejo, denunció lo que para él es una compra innecesaria y sospechosa. Según Parra, la alcaldía contaba con una camioneta blindada modelo 2014, aún funcional, adquirida en el gobierno de Luis Francisco Bohórquez.
“La camioneta cumple con todas las especificaciones técnicas, es blindada y sigue funcionando. Claro que tiene gastos de mantenimiento, como cualquier vehículo con 10 años de uso, pero nada que justifique una compra de este nivel”, explicó en entrevista exclusiva con EL FRENTE el concejal de Bucaramanga Carlos Parra.
Sin embargo, la administración de Jaime Andrés Beltrán no solo decidió comprar una nueva camioneta, sino que modificó el presupuesto municipal para ello. “Tuvieron que mover recursos de otros rubros cuando las necesidades de la ciudad son infinitamente más urgentes”, insiste Parra.
Según el concejal, los estudios técnicos que acompañan la compra solo argumentan que la camioneta es necesaria porque "la cabeza del alcalde es símbolo de la autoridad municipal" y porque se busca "más confort" para el mandatario.
Lo que realmente causa indignación no es solo la cifra o el lujo del vehículo, sino las extrañas condiciones de la contratación.
Aunque en Colombia las camionetas blindadas son consideradas bienes con características técnicas uniformes —lo que permite realizar procesos de subasta inversa con amplia participación de oferentes—, en este proceso solo se presentó un proponente: Neo Security de Colombia.
El cartel de los blindados: el invitado a la mesa

Lo que llama poderosamente la atención es quién se quedó con el contrato. Alan Perlman Katz, representante de Neo Security, no es un nombre cualquiera en el mundo de la seguridad en Colombia. Es señalado por la Superintendencia de Industria y Comercio como uno de los líderes del llamado "cártel de los blindados", una red que durante años se ha repartido las licitaciones de seguridad y blindaje en el país, inflando precios y dejando al Estado comprando vehículos más caros de lo que deberían costar.
En 2019, Perlman ya había sido relacionado con el escándalo de los falsos blindados, en el que se vendieron al Estado camionetas que supuestamente tenían blindaje completo, pero no cumplían con las especificaciones. En 2023, nuevos hallazgos de la Superintendencia confirmaron que este "cártel" no solo seguía operando, sino que se había repartido el país por zonas para adjudicarse las licitaciones. A Alan Perlman le correspondía, precisamente, Santander.
Lo inusual de la compra no acaba ahí. El contrato fue adjudicado el 23 de diciembre, pensando tal vez en un regalo navideño y, apenas cuatro días después, el 27, la camioneta ya estaba entregada. “En la práctica, ningún concesionario ni ensambladora entrega un carro blindado de más de 400 millones en dos días, a menos que la jugada estuviera cocinada desde antes”, afirma Parra.

El doble discurso frente al lujo
El mismo alcalde Beltrán, en su etapa como concejal, criticó en su momento la compra de una camioneta de 200 millones por parte de la Personería. Hoy, paradójicamente, su despacho adquiere una camioneta que cuesta más del doble. "Cuando éramos concejales, armamos un debate por eso, ¿Y ahora? Priorizar una camioneta mientras se pide plata para comprar pupitres y evitar que techos se caigan en las escuelas es un insulto", expresa Parra.
De hecho, las cifras muestran la falta de criterio en la gestión: mientras las comunidades luchan para que les asignen presupuesto para lo básico, la alcaldía terminó destinando 427 millones a un vehículo. “Hay sectores en los que no hay plata ni para atender adultos mayores ni para programas de bienestar animal. ¿Cómo se justifica esto?”, se pregunta Parra.
Peor aún, la administración ha reducido radicalmente la pluralidad de oferentes en sus licitaciones. Según datos del Concejo, durante la alcaldía actual, el promedio de participantes en procesos licitatorios bajó de 51 a solo 4. “Este no es un caso aislado, es un patrón: cada vez hay menos competidores y más procesos dirigidos”, denuncia Parra.

La camioneta vieja: ¿Un activo abandonado?
La camioneta anterior, una Toyota Land Cruiser Sahara blindada, lejos de ser obsoleta, aún tiene un valor comercial considerable. En el mercado sin blindaje podría costar alrededor de 230 millones de pesos y con blindaje cerca de 300 millones. Sin embargo, su destino es incierto. “No sabemos si la van a vender, subastar o simplemente dejar abandonada. Lo cierto es que todavía es una camioneta de alta gama”, explica Parra.
¿Necesidad o pantalla?
Mientras tanto, la administración de Beltrán ha justificado la compra bajo la premisa de "cumplimiento de lo misional", es decir, que la alcaldía necesita garantizar la seguridad y comodidad del mandatario.
Sin embargo, la pregunta que se hace la ciudadanía es otra: ¿de verdad era urgente esta compra cuando las prioridades de Bucaramanga son otras?
La compra no solo despierta dudas por su sentido administrativo, sino porque parece una pieza más del engranaje de un esquema mayor de corrupción que ya ha sido advertido por entidades nacionales. ¿Ignoró la alcaldía deliberadamente las alertas sobre Alan Perlman y Neo Security? ¿Es cómplice o víctima del cártel de los blindados? ¿O simplemente decidió mirar para otro lado?
“Lo mínimo que he solicitado es que la alcaldía se declare víctima de este proceso y se aparte de estos empresarios. De lo contrario, está siendo parte del problema”, concluye Parra.
Por ahora, mientras Bucaramanga enfrenta sus múltiples carencias, la única prioridad que parece resuelta es que el alcalde ya tiene camioneta nueva. Y no cualquier camioneta: una Toyota blindada de lujo firmada por uno de los actores clave de la mayor cartelización de seguridad del país.