Deportistas con discapacidad buscan apoyo para competir en Tailandia
Resumen
Sebastián Osma y Juan David Monsalve, atletas con síndrome de Down y autismo, representarán a Colombia en el Mundial de Natación VIRTUS 2025 en Bangkok. Con esfuerzo y dedicación, buscan apoyo económico para su viaje, simbolizando esperanza y superación.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Con la bandera de Colombia bordada en el corazón y la mirada puesta en Bangkok, Tailandia, dos jóvenes santandereanos se alistan para vivir la experiencia más importante de sus vidas. Juan David Monsalve y Andrés Sebastián Osma no son solo atletas de alto rendimiento; son un símbolo de esperanza, disciplina y superación. Con síndrome de Down y autismo, han sido convocados a representar a nuestro país en el Campeonato Mundial de Natación VIRTUS 2025, que se llevará a cabo del 20 al 30 de agosto.
“Vamos a representar a Colombia con el alma en cada brazada”, aseguran estos jóvenes deportistas, que han hecho del deporte su proyecto de vida. Durante años, han entrenado con disciplina y entrega, acumulando medallas en campeonatos nacionales y demostrando que los límites son solo mentales cuando el corazón está comprometido.
Detrás de esta convocatoria hay una historia que comenzó con esfuerzo y muchas adversidades, pero también con un sueño que nunca se detuvo. Sebastián Osma fue diagnosticado con autismo a los dos años y medio. Su madre, Yuli Acosta, recordó con detalle los primeros síntomas: retraso en el habla, agresividad, dificultades para dormir y conductas autolesivas. “Se golpeaba contra las paredes, nos mordía, tenía comportamientos que no entendíamos”, relató. En una época en la que no había tanta información sobre el autismo, enfrentaron el diagnóstico con incertidumbre, pero también con la firme determinación de buscar un camino que le diera estabilidad y felicidad.
Ese camino apareció con el agua. La natación empezó como una terapia para tranquilizarlo, pero poco a poco reveló algo más: una pasión innata. “Nos dimos cuenta de que cuando nadaba, se veía diferente”, contó Yuli. Fue así como lo inscribieron en un club, comenzó a competir y ganó sus primeras medallas. El deporte, más allá de lo físico, fue transformando su vida. Le ayudó a combatir la obesidad, mejorar sus relaciones sociales y, sobre todo, descubrir que era capaz de alcanzar metas grandes.
Hoy, Sebastián entrena de lunes a sábado con doble jornada: dos horas en la mañana y dos en la tarde, complementadas con gimnasio tres veces por semana. Su entrenador es el actual director técnico de la Selección Colombia de Paranatación. El nivel de exigencia es alto, pero Sebastián lo asume con una rutina inquebrantable. “Hasta el sol de hoy no ha habido un día donde él no vaya a entrenar”, afirmó su madre con orgullo.

Logros que inspiran
Los logros no han sido pocos: medallas en pecho, espalda, libre, y especialmente en su prueba estrella, los 100 metros mariposa. En los Juegos Nacionales Juveniles del año pasado, logró un segundo puesto, consolidando su posición entre los mejores del país. Ser parte de la Selección Santander fue un paso crucial. Ahora, llegar a la Selección Colombia y ser convocado al mundial representa el cumplimiento de un sueño que él mismo se propuso.
Pero a pesar del esfuerzo y el talento demostrado, el camino al Mundial de VIRTUS 2025 no está asegurado. Aunque han recibido manifestaciones de apoyo por parte de entidades como el Indersantander e Inderbu, los recursos aún no han sido desembolsados en su totalidad. Y el evento no solo implica el viaje y la estadía del deportista, sino también de una persona de apoyo, imprescindible dada la condición de ambos nadadores.
“Estamos hablando de un promedio de $20 millones por deportista. Y como ellos no pueden viajar solos, hay que duplicar esa suma”, explicó Yuli. Las familias han tenido que asumir gastos significativos y aún falta mucho por cubrir. “Todo nos toca a los padres conseguir: inscripción al torneo, tiquetes, alojamiento, comida, tarjeta de asistencia”, dijo.
Por eso, han lanzado una campaña de recolección de fondos a través de la plataforma Vaki. Esta iniciativa busca tocar el corazón de quienes creen en el deporte como un camino de transformación social. “Tu aporte no solo nos acerca al mundial, también nos recuerda que no estamos solos”, expresan en la campaña. Con cada donación, se les está diciendo a Juan David y Sebastián que su esfuerzo no pasa desapercibido, que su lucha es valorada y que su sueño puede convertirse en el sueño de un país entero.

Visibilizar la diferencia
Pero el llamado va más allá de lo económico. La madre de Sebastián hace una reflexión que interpela a la sociedad: “Las personas con discapacidad intelectual son muy inocentes, como ángeles. Necesitan más de una mirada que no los juzgue, que los acepte como son. No queremos que tengan que encajar en la sociedad; queremos que la sociedad los acepte tal como son”.
Yuli también insiste en la necesidad de que existan condiciones equitativas para los deportistas con discapacidad intelectual. “Actualmente no tenemos casi apoyo. La discapacidad física tiene más respaldo, pero nosotros también entrenamos, también soñamos, también representamos a Colombia”. El objetivo es que estos jóvenes no tengan que preocuparse por conseguir recursos, sino que puedan concentrarse únicamente en su preparación deportiva.
Detrás de Sebastián y Juan David hay muchas más historias similares en la Selección Santander. “Hay chicos que no tienen las facilidades ni siquiera para llegar al entrenamiento, pero que sueñan igual. Por eso queremos que este mensaje no sea solo para que nos apoyen a nosotros, sino para que vean que hay una población entera que necesita más oportunidades”.
Cuando en agosto Sebastián y Juan David se lancen al agua en Bangkok, no estarán solos. Llevarán en cada brazada los sueños de miles de niños y jóvenes con discapacidad, el orgullo de sus familias, y el respaldo de quienes creen que el deporte es un derecho y no un privilegio.
Porque representar a Colombia en un mundial no es solo un logro personal. Es una declaración de dignidad, de inclusión y de esperanza. Es demostrarle al mundo que, cuando se lucha con el corazón, los sueños sí se cumplen.

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