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Santander al borde del aislamiento: Ingenieros exigen al Gobierno una atención urgente en Ruta 45A y Transversal del Carare

Resumen

Ingenieros de Santander advierten sobre el crítico estado de la Ruta 45A y Transversal del Carare. Urge usar recursos de peajes y fondos no ejecutados para evitar el aislamiento del departamento.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Camilo Silvera
Santander al borde del aislamiento: Ingenieros exigen al Gobierno una atención urgente en Ruta 45A y Transversal del Carare

La advertencia es contundente: Santander está a un derrumbe de quedar desconectado del resto del país. Así lo afirmó la Sociedad Santandereana de Ingenieros (SSI) en una comunicación enviada a la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas Mantilla, y al director encargado del Instituto Nacional de Vías (Invías), Jhon Jairo González Bernal. En la misiva, la agremiación exige soluciones inmediatas frente al deterioro crítico de la Ruta 45A y la Transversal del Carare, dos corredores estratégicos para la movilidad y la economía del oriente colombiano.

 

Por Camilo Ernesto Silvera Rueda - Redacción Política / EL FRENTE

Las conclusiones de los ingenieros agremiados en la Sociedad Santandereana de Ingenieros (SSI) no solo exponen una crisis técnica previsible y advertida desde hace años; también señalan fallas en inversión, planificación y gestión del Gobierno nacional, al tiempo que plantean una salida financiera basada en recursos ya existentes: por un lado los recursos prevenientes de los peajes ubicados a lo largo del corredor y por otro cerca de $967.000 millones que no fueron aplicados en la concesión Autovía Bucaramanga–Pamplona.

Y es que, durante las últimas semanas, el tránsito entre el sur de Santander y el centro del país ha sufrido interrupciones constantes. Por ejemplo, en la Ruta 45A, a la altura del sector La Charca, en Oiba, la activación de coluviones grandes depósitos de materiales sueltos e inestables, ha bloqueado repetidamente el paso.

En la Transversal del Carare, la situación es similar: entre La Hélida y Bajo Jordán emergieron nuevos movimientos de masa, también sobre depósitos coluviales que, según la SSI, no han sido mapeados ni estudiados con rigurosidad.

El panorama no es nuevo. La geología de la región es frágil, pero la falta de obras con estándares adecuados ha vuelto crónica la problemática. Según la SSI, la ruta 45A opera desde hace años por debajo de los requerimientos de capacidad, con diseños desactualizados frente al volumen actual de tráfico, especialmente el tránsito pesado que usa este corredor como conexión obligada hacia Boyacá y Cundinamarca.

“Lo que hoy ocurre era previsible”, señala el documento. “Los diseños para terceros carriles y dobles calzadas existen, pero la inversión nunca ha sido suficiente para ejecutarlos”, dice la carta enviada al Ministerio de Transporte en la que también se hace evidente el creciente inconformismo comunitario ante los cobros de peajes, recursos que a juicio de la ciudadanía no se ven representados en su objeto principal, la vía misma.

Para la muestra un botón: el 28 de octubre, una comisión de la SSI se desplazó al sector de Curití junto con funcionarios de Invías, la Defensoría del Pueblo y varios alcaldes. Allí escucharon a la comunidad que, en un acto de protesta, decidió levantar las talanqueras de los peajes que operan sobre la ruta. El reclamo se centra en un cálculo que la Sociedad reafirma: desde 2015, los cinco peajes de ese corredor habrían recaudado cerca de $1,1 billones, recursos que según los habitantes no se han visto reflejados en obras proporcionales.

Si bien Invías presentó a la comunidad un listado de contratos adjudicados recientemente, los ingenieros sostienen que estas inversiones son insuficientes frente a las necesidades reales del corredor.

 

Otra bomba geológica en Vélez y Landázuri

A la ya compleja situación vial se suma otra amenaza: la activación de cinco millones de metros cúbicos de coluviones pertenecientes a la Formación Tablazo entre Vélez y Landázuri. El volumen del material movilizado supera por mucho las capacidades de respuesta de rutina y exige dice la SSI medidas de emergencia coordinadas entre Invías y la Oficina Nacional de Gestión del Riesgo.

De momento, en varios puntos apenas se han ejecutado rellenos básicos para permitir un paso precario de vehículos, una solución temporal que la Sociedad describe como “incipiente” e insostenible.

 

El dinero sí existe

La propuesta de la SSI es concreta: usar los recursos de peajes acumulados y sumar a ello los $967.000 millones que no se ejecutaron en el proyecto de la concesión Autovía Bucaramanga–Pamplona, según información suministrada por el representante a la Cámara por Santander Cristian Danilo Avendaño.

Con ese financiamiento, explica la agremiación de ingenieros, sería posible cerrar el proyecto ya elaborado por el Consorcio E&D Chiquinquirá, encargado en 2020 de diseñar soluciones definitivas para la 45A. Dicho proyecto, valorado en $1,7 billones para dobles calzadas y $440.000 millones para terceros carriles entre Bucaramanga y Chiquinquirá, nunca fue implementado.

“Los estudios están listos. Los recursos existen. Lo que falta es la decisión política y administrativa”, indica la Sociedad.

Los ingenieros recuerdan que Santander ocupa el cuarto lugar entre los departamentos más competitivos del país y es un nodo logístico clave para conectar el nororiente con el centro del territorio nacional.

Sin embargo, el estado actual de la Ruta 45ª, una vía que ya es insuficiente para el tráfico que atiende ha alargado los tiempos de desplazamiento, encarecido el transporte de carga y afectado directamente la productividad del sur del departamento.

La desconexión no solo afecta a transportadores y viajeros: compromete el abastecimiento, el comercio agropecuario, las exportaciones, la movilidad estudiantil y la oferta turística de provincias como Guanentá, Vélez y Comunera.

La Sociedad Santandereana de Ingenieros concluye su pronunciamiento reiterando su disposición para aportar asistencia técnica, pero advierte que la intervención del Estado debe ser inmediata. Cada día de retraso aumenta el riesgo de un colapso total en los corredores, con impactos que podrían extenderse a toda la región oriental del país.

En palabras de la presidenta de la entidad, ingeniera Sonia González Corzo, el mensaje es inequívoco: “La situación amerita tratamiento de emergencia. Con voluntad institucional es posible restablecer la movilidad y garantizar la seguridad vial. Santander no puede seguir esperando”.

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