Líneas rojas
Resumen
El asalto al Capitolio subraya el peligro de ignorar líneas rojas en la democracia. La separación de poderes en EE.UU. es cuestionada, peligrosamente retando la esencia del Estado de Derecho, y reflejando una crisis institucional que afecta a democracias globalmente.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Reynaldo Pérez
En el año 2021 seguidores de Donal Trump, en plena sesión conjunta del congreso que buscaba confirmar la victoria en las urnas de Biden, el corazón de la democracia más grande del mundo fue asaltado por un mitin que se autoproclamo “Save America”, movidos por el jefe del ejecutivo desde su cuenta de Twitter. Los parlamentarios no pudieron confirmar la victoria del presidente demócrata recién elegido, el edificio y la plenaria fue clausurados.
Fueron varios ciudadanos los judicializados por este hecho, donde el ejecutivo nuevamente somete a la rama legislativa y judicial, son líneas rojas que no se deben pasar en una democracia como la EE.UU y la nuestra, esas líneas innegociables son la obediencia a un orden constitucional, encontramos que en el asalto al capitolio en EE.UU se sugiere que ordenes judiciales pueden ser ignoradas, los mandatarios no buscan desafiar un fallo judicial en específico, el tema es más grave, el hoy vicepresidente del país anglosajón hace afirmaciones muy delicadas, “los jueces no pueden controlar el poder legitimo del ejecutivo”, desafío directo a la separación de poderes de las democracias liberales.
Alexander Hamilton en su obra el Federalista afirma que el poder judicial es poder publico menos peligroso, pero si es el menos poderoso, porque carece de fuerza contra el presupuesto y “la espada” hablando del ejército, del poder ejecutivo. la autoridad de la rama judicial en cualquier país, radica en que las otras dos ramas respeten sus fallos. Dejar que el ejecutivo a través del Estado de Opinión suplante al Estado de Derecho es otro desafío directo a la separación de poderes, el hoy presidente Trump a través de una orden ejecutiva, indulto a los asaltantes del capitolio, los atacantes de la rama legislativa.
Las democracias no se acaban de un día para otro, se desmoronan lentamente, y eso es lo que ha estado sucediendo en nuestra ciudad, “es el punto donde la Republica deja de existir”. Nuestro sistema de pesos y contrapesos representado en una sentencia judicial “controlan el poder ejecutivo” de Jaime Andrés Beltrán, ejecutar recursos da poder, pero las arcas rápidamente pueden pasar a saldos en rojo, es irresponsable querer invertir 3.000 millones en arriendo de maquinaria amarilla, donde según expertos en maquinaria, las tres que hay solo necesitan mantenimiento que estarían alrededor de los 30 millones de pesos.
“Los alcaldes somos de paso, pero la ciudad permanece”, es cierta la afirmación del alcalde, pero a ese paso la que permanecerán son las deudas, evidenciando su apetito por lo público, donde también se carnavalean los fallos judiciales, o al mismo concejo de la ciudad cuando les manda encima la opinión publica afirmando que ellos “atrasan las obras con fines políticos”, y al mejor estilo de Trump, no de Bukele, dice hablar de cara a la ciudadanía, en lo que no ha podido dar la cara es cuando le preguntan dónde va a invertir los 70 mil millones para el Centro de detención Transitoria, porque esta es la hora, y nadie conoce cual va a ser el lote, ni siquiera el alcalde.
Ahora, es innegable que la ciudad esta sometida a una crisis institucional similar a la del último año en el que el Ingeniero Rodolfo Hernández fungió como alcalde, la crisis es profunda gracias a la espera del pronunciamiento del Consejo de Estado que traería como consecuencia unas elecciones atípicas en la ciudad, el señor alcalde no solo solicita al Concejo la aprobación de un nuevo empréstito, el señor vuelve a tirar la piedra y esconder la mano, el decreto 037 del 2025 le otorga un placentero periodo de vacaciones al alcalde, mientras nuestra ciudad arde.