El legado de la Familia Santos al sabor del maíz
Resumen
La familia Santos lleva al Festival del Tamal su receta de 50 años, con tamales 100% maíz. Liliana Ayala representa el legado de tradición y sabor, que ha sostenido a tres generaciones. Con ambición y amor al oficio, buscan destacar en este evento gastronómico.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Una receta con 50 años de historia. Este 21 y 22 de junio se realiza la cuarta edición del Festival del Tamal que busca resaltar la tradición y promover el turismo gastronómico en la región.
Por primera vez, la familia Santos se lanza oficialmente a representar su legado en la cuarta edición del Festival del Tamal de Piedecuesta que se realizará este 21 y 22 de junio en Delacuesta Centro Comercial.
Aunque llevan más de medio siglo perfeccionando la receta heredada de generación en generación, Liliana Ayala, de Tamales Santandereanos Guadalupe, hija de la matrona Myriam Santos, este año se animó a participar en el Festival del Tamal, para mostrarle al mundo por qué su tamal es diferente.
Lo que distingue su receta no es solo el sabor: es la historia. El tamal de la familia Santos es 100% maíz, sin mezclas de harina, como mandan las costumbres antiguas. “La masa lo es todo. Un tamal puede tener mucha carne o mucho pollo, pero si la masa no es buena, el tamal no sirve”, explica Liliana Ayala. Y es precisamente ese “toque secreto” en la masa lo que les da identidad.
Participación
En su cocina familiar, ubicada en el barrio La Gloria (calle 3 #8-50), tres manos expertas, lideradas por Liliana, se encargan de la producción semanal de entre 500 y 800 tamales. Para la participación del Festival, apuntarán alto: su meta es vender más de 500 tamales durante los días del festival.

“Mi mamá nunca quiso participar antes. Es de tradiciones antiguas, pero este año, yo me metí con toda. Hice los papeles, la inscripción, todo. Porque vale la pena que la gente conozca nuestro producto”, cuenta emocionada Liliana.
La historia familiar es potente. La receta llegó a la familia por medio de un señor de Piedecuesta que enseñó a Anadelia Santos, la bisabuela de Liliana, y desde entonces ha sido el sustento de tres generaciones. La bisabuela compró su casa vendiendo tamales. La abuela también. Y fue gracias a ese mismo oficio que Miriam pudo sacar adelante a su hija Liliana, pagándole los estudios y su sustento.
“Nosotras salimos adelante gracias al tamal. Y ahora que tengo una hija, quiero que ella también herede esta tradición. Que sepa de dónde venimos y lo importante que es lo que hacemos”, dice Liliana.
En la variedad también está el gusto
Aunque su tamal insignia es el de carne de cerdo con su respectivo tocino, también ofrecen tamales de pollo con pechuga, y mixtos. “El de carne es el que más se vende aquí, pero ofrecemos las otras opciones, pues le damos gusto a los consumidores”, explica Liliana Ayala.
La ocasión para dar a conocer este legado no podría ser mejor: Delacuesta Centro Comercial, en alianza con la Secretaría de Desarrollo Rural y Económico y la Oficina de Turismo de Piedecuesta, ha anunciado la cuarta edición del Festival del Tamal, una celebración que rinde homenaje al Día Nacional del Tamal y que busca exaltar la cultura y gastronomía santandereana.
Las familias cocineras de este tradicional Tamal estarán ubicadas en Delacuesta Centro Comercial y en el Parque Principal en Bahía de Delacuesta Centro Comercial durante el sábado 21 de junio de7:00 a.m. a 12:00 a.m. y el domingo 22 de junio de 6:00 a.m. a 12:00 a.m.
El domingo, además, el festival se unirá al tradicional mercado campesino, brindando una experiencia completa con productos locales, música, danza y, por supuesto, los mejores tamales de la región.
Es así como La familia Santos hace parte de las 20 Familias que hacen parte del Festival que se unen con expectativas, ganas y una receta que ha alimentado a generaciones. “Más que vender, queremos que conozcan nuestra tradición. Que esto siga. Que mi hija Guadalupe Rojas aprenda lo mismo que me enseñó mi mamá y mi abuela”, dice Liliana con orgullo.
Este festival no solo es una vitrina de sabores, sino un homenaje a las familias como los Santos, que mantienen viva la esencia y tradición del tamal Santandereano: un legado envuelto en hojas, sabor y amor.