Desnutrición infantil en Santander y Colombia es una tragedia que se puede evitar
La magnitud de la crisis infantil empeora con la mortalidad asociada a la desnutrición: en Santander, en 2023 fallecieron cinco niños por causas relacionadas con la mala nutrición y se investiga por parte del Instituto Nacional de Salud si tres muertes de niños fueron por desnutrición.
Este problema se ha trasladado a las cabeceras municipales y yan hay decesos en Bucaramanga, Floridablanca y Barrancabermeja. Cada cifra representa una tragedia evitable.
Las autoridades sanitarias y las organizaciones sociales coinciden en que, para revertir las tendencias, es indispensable un enfoque integral: programas de suplemento nutricional, fortalecer de la lactancia materna, campañas de educación alimentaria, y mejoramiento del acceso a servicios de salud y agua potable en zonas rurales y urbanas marginales.
En paralelo, la reducción del desperdicio de alimentos exige regulaciones más estrictas en la cadena de frío, incentivos para donaciones de excedentes, campañas de concientización ciudadana y mejoras en la infraestructura de almacenamiento y transporte.
La inversión en nutrición infantil no debe verse como un gasto, sino como un motor de crecimiento sostenible. Por cada dólar invertido en programas de nutrición temprana, se generan retornos de hasta 16 dólares en productividad futura, según la Organización Mundial de la Salud. En el caso de Colombia, esto podría significar miles de millones adicionales de pesos en crecimiento económico.