Cristian Portilla, del barrio y la iglesia al despacho municipal

Cristian Portilla, del barrio y la iglesia al despacho municipal

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by Camilo Silvera

 

La elección atípica que redefinió el rumbo político de Bucaramanga no solo dejó un nombre ganador en las urnas, también selló la continuidad de un proyecto de ciudad que, tras la imposibilidad jurídica de Jaime Andrés Beltrán para inscribirse nuevamente, encontró en Cristian Fernando Portilla al heredero político, administrativo y simbólico de una causa que se ha construido durante más de una década.

 

Por Camilo Ernesto Silvera Rueda - Redacción Política / EL FRENTE

Con el aval del Partido de la U y el respaldo del Centro Democrático y Cambio Radical, Portilla asumió el reto de culminar el periodo de gobierno iniciado en 2023. Su candidatura fue anunciada públicamente por Beltrán como una decisión estratégica, pero también profundamente personal.

“Hoy lo estamos depositando en el doctor Cristian Portilla, una persona que me ha acompañado desde los 12 años en nuestra labor evangelista, en el Concejo y en la Alcaldía.

Es un hombre de principios, de fe y de carácter. En él se mantiene viva nuestra causa”, afirmó el exmandatario.

La vida de Cristian Portilla está atravesada por tres ejes que hoy definen su discurso político: familia, autoridad y servicio. Hijo de Argemiro Portilla, miembro durante años de la Policía Nacional, creció en un hogar donde la disciplina y el ejemplo eran parte de la cotidianidad. “Desde niño, una característica fundamental de Cristian ha sido su amor por la familia, por la unión con papá, mamá y su hermana en todos los momentos”, recuerda su padre.

Su madre, María Delia, lo evoca recorriendo las calles y parques del barrio Manuela Beltrán, jugando con los vecinos y forjando un carácter que hoy define como responsable y honesto. “Él ha trabajado y luchado para ser lo que es hoy. Siempre ha formado empresas y ahora Dios le entregará la empresa más grande, Bucaramanga, para administrarla y sacar la cara por la ciudad”, expresó, convencida de que su hijo sabrá responder al desafío.

Ese entorno familiar marcó una visión temprana sobre la autoridad. “Aprendí a respetarla porque en mi casa se vivía con ejemplo, sacrificio y amor por los demás. Mi papá me enseñó que servir a otros es una forma de amar a Dios y a la patria”, ha dicho Portilla, subrayando que la decisión de aspirar a la Alcaldía fue tomada en familia, no como un acto individual.

 

De la radio al derecho,

y del derecho a la política

Antes de los micrófonos del poder, Portilla pasó por los micrófonos de la radio. Inició su vida profesional como locutor en emisoras de Caracol Radio en Bucaramanga, una experiencia que le permitió conocer de cerca la realidad social de la ciudad y desarrollar una comunicación directa con la ciudadanía.

Luego se graduó como abogado de la Universidad Santo Tomás, se especializó en Derecho Laboral y avanzó como maestrante en Derecho al Trabajo. Paralelo a su formación académica, consolidó una firma de abogados que lo posicionó como empresario del sector jurídico.

Su trayectoria política se fortaleció como concejal de Bucaramanga y, más tarde, como secretario privado durante la administración de Jaime Andrés Beltrán. Allí se convirtió en uno de los hombres de mayor confianza del alcalde saliente, participando en decisiones estratégicas y en la ejecución de un modelo de gobierno centrado en seguridad, orden y eficiencia administrativa.

La amistad con Beltrán, nacida en la iglesia cuando ambos eran niños, evolucionó hacia un liderazgo juvenil compartido, trabajo comunitario y finalmente un proyecto político común. Esa relación explica buena parte del respaldo que hoy sostiene a Portilla.

 

Seguridad como columna vertebral

Uno de los pilares centrales del proyecto que ahora asume Portilla es la seguridad. Durante el año y medio de gobierno de Beltrán, con Portilla como secretario privado, Bucaramanga logró la desarticulación de 35 bandas criminales y la implementación del Plan Candado, estrategia que redujo el hurto en varias modalidades y posicionó a la ciudad con la tasa de homicidios más baja entre las capitales del país, con un 6,84 por ciento según cifras de agosto de 2025.

Portilla ha anunciado que el Plan Candado no solo continuará, sino que será fortalecido con mayor inversión en Fuerza Pública, tecnología, drones y participación ciudadana. Su primer acto de gobierno, ha dicho, será revivir el decreto que prohíbe el consumo de sustancias psicoactivas en parques, escenarios deportivos y entornos educativos, como medida de protección para niños y adolescentes.

“No se trata de una persona, se trata de un proyecto de ciudad”, ha reiterado, marcando distancia de cualquier lectura personalista de su triunfo.

 

Infraestructura para destrabar la ciudad

En materia de infraestructura, el nuevo alcalde apuesta por la continuidad. Su administración se enfocará en ejecutar megaobras ya estructuradas y viabilizadas dentro del Plan de Desarrollo.

Entre ellas destaca el Intercambiador de la carrera 9 con calle 45, clave para descongestionar el acceso al centro y articular los corredores de mayor carga vehicular; la ampliación de la vía 2W, que da continuidad a la Troncal Norte-Sur y mejora la movilidad metropolitana; y la conexión vial Diamante 2, un proyecto estratégico para transformar la movilidad del sur de Bucaramanga y reducir tiempos de desplazamiento para miles de familias.

Estas obras, según Portilla, no solo responden a una necesidad técnica, sino a una visión de ciudad que busca recuperar competitividad y calidad de vida.

 

Competitividad, empleo y formación

Otro eje de su propuesta es la competitividad entendida más allá del cemento. Portilla plantea una articulación entre el IMEBU y la Secretaría de Educación para fortalecer la formación de emprendedores, generar empleo y acompañar el crecimiento empresarial local.

 La apuesta incluye impulsar a Bucaramanga como ciudad atractiva para la inversión, el turismo y la innovación, después de años que, según su diagnóstico, estuvieron marcados por el atraso y la falta de liderazgo.

“Estamos frente a la gran oportunidad de mostrarle a Colombia que Bucaramanga avanza y no retrocede”, afirmó al cierre de su campaña, una frase que resume el tono de continuidad y proyección que marcará su gobierno.

Cristian Portilla llega a la Alcaldía con una votación contundente, pero también con el desafío de gobernar una ciudad donde la abstención fue alta y la polarización política sigue latente. Su legitimidad estará puesta a prueba no solo en la ejecución de obras y políticas, sino en su capacidad de ampliar el diálogo más allá de los sectores que lo respaldaron.

Con una historia de vida anclada en la fe, la familia y el servicio público, y con un programa que prioriza seguridad, infraestructura y competitividad, Portilla asume el mando de Bucaramanga en un momento decisivo. El reto será convertir la herencia política que recibe en resultados concretos para una ciudad que exige orden, oportunidades y liderazgo.

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