Crisis histórica en la NBA sigue en aumento

La NBA enfrenta uno de los mayores escándalos de su historia reciente tras la detención del entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, y del base de los Miami Heat, Terry Rozier, acusados de integrar una red de apuestas ilegales presuntamente respaldada por la mafia. Las autoridades federales informaron que el operativo dejó un total de 31 personas arrestadas, entre ellas figuras activas y retiradas del baloncesto estadounidense.

El comisionado de la NBA, Adam Silver, calificó la situación como “comportamiento aberrante” y expresó su profunda preocupación por el impacto del caso en la credibilidad de la liga. En declaraciones ofrecidas a Amazon Prime durante el partido entre Boston Celtics y New York Knicks, Silver reconoció: “Mi reacción inicial fue de perturbación absoluta. No hay nada más importante que la integridad de la competición. Fue muy molesto enterarme de esto”.

La polémica gira en torno a la supuesta manipulación de un partido entre los Charlotte Hornets y los New Orleans Pelicans, disputado en marzo de 2023, en el que se detectaron movimientos sospechosos de apuestas y posible uso de información interna de la liga. Ese encuentro figura ahora entre los eventos bajo investigación federal, tras hallarse evidencias de vínculos con partidas ilegales de póker y grupos criminales organizados.

Billups, quien fue incluido en el Salón de la Fama por su destacada trayectoria como jugador, fue arrestado en Oregón, mientras que Rozier fue detenido en Florida. Aunque ambos fueron liberados bajo fianza, la noticia ha sacudido el inicio de la temporada 2025/26 y ha puesto en entredicho la reputación de la NBA como la liga más prestigiosa del baloncesto mundial.

Silver explicó que la organización había detectado irregularidades desde hace dos años, pero que no se hallaron pruebas concluyentes en la investigación interna inicial. “Los reguladores y las casas de apuestas nos alertaron, y procedimos de forma transparente. Si bien hubo apuestas inusuales, no encontramos evidencias definitivas”, señaló.

Rozier, por su parte, habría colaborado entregando su teléfono y participando en múltiples entrevistas con la oficina central de la NBA. Sin embargo, la reapertura del caso por parte del FBI cambió el panorama, lo que llevó a la liga a imponerle una licencia administrativa mientras avanza el proceso judicial.

El comisionado defendió la posición institucional y aclaró que el gobierno federal tiene capacidades de investigación que la NBA no posee. “El gobierno puede emitir citaciones y encarcelar a testigos; nosotros no. Aun así, hemos estado cooperando desde el principio”, precisó Silver, quien también pidió comprensión a los fanáticos: “Lamento que tengamos que atravesar esto. Nada está por encima de la integridad del juego”.

Este caso marca un punto de inflexión para la NBA, que en los últimos años había impulsado una política de tolerancia cero frente a las apuestas ilegales y los conflictos de interés. Ahora, la liga se enfrenta al desafío de reconstruir la confianza de los aficionados y garantizar que el deporte permanezca libre de toda sospecha.