Comunidad de Asohelechales marchó por el derecho al agua

En la mañana del lunes 12 de mayo de 2025, decenas de familias procedentes del sector Asohelechales Medio en Floridablanca se tomaron las vías para visibilizar una problemática que lleva casi dos meses vulnerando sus derechos fundamentales: la falta de acceso al agua potable. Con pancartas, cantos y discursos, los manifestantes alzaron su voz frente a lo que califican como una “negación inadmisible del derecho al agua”, que afecta a más de 400 familias de esta urbanización ubicada sobre la Transversal Oriental.

Acompañados por organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos, los habitantes de Asohelechales exigieron atención urgente de las autoridades municipales y del Acueducto Metropolitano de Bucaramanga (AMB), responsables —según los manifestantes— de una situación que ha deteriorado gravemente su calidad de vida.

“Nos hemos movilizado desde nuestro territorio hasta acá como una expresión legítima de protesta frente a un hecho inadmisible: la negación del derecho fundamental al agua”, afirmó uno de los voceros de la comunidad durante la jornada. “Esto no es un problema técnico. Es una forma directa de vulneración de derechos”.

La lucha por una pila pública

Uno de los principales puntos de reclamo gira en torno a una pila pública cuya instalación fue gestionada y financiada en gran parte por la comunidad, después de que el AMB impusiera una sanción superior a los $15 millones por un supuesto “uso fraudulento” del recurso. Pese al pago de la sanción y a la construcción de la infraestructura, los vecinos denuncian que el servicio sigue siendo intermitente, de baja presión, y en muchos casos inexistente.

Según relataron los líderes comunitarios, las obras ejecutadas por el Acueducto resultaron ineficaces y dañaron las instalaciones autogestionadas por la comunidad, sin mediar consulta ni socialización alguna. A esta situación se suman fallas técnicas en el sistema instalado, como la instalación de un caudal inferior al comprometido (¾ de pulgada en vez de 3 pulgadas), lo cual impide que el agua llegue adecuadamente a todos los sectores.

La vida cotidiana sin agua

Durante la movilización, los habitantes compartieron testimonios sobre cómo esta crisis ha impactado sus rutinas básicas. “No tenemos cómo bañarnos, cómo cocinar o simplemente tener un vaso de agua para nuestros hijos”, expresó una mujer que participa en los comités vecinales. Otro residente añadió: “Las mujeres estamos cargando baldes por laderas empinadas todos los días. Esto no es vida digna”.

La situación se agrava si se considera que muchas de las familias residentes en Asohelechales son víctimas del conflicto armado, personas desplazadas que llegaron allí buscando rehacer su vida. La falta de agua representa para ellas no solo un obstáculo logístico, sino una nueva forma de exclusión y revictimización.

“Nos preguntamos, como pobladores urbanos, ¿el agua para quién? ¿la ciudad para quién?”, cuestionaron los manifestantes. “Mientras a algunas empresas se les permite usufructuar este bien común por costos bajos, otros luchamos por lo esencial”.

Diálogo sin contingencia

Tras la movilización, representantes de la comunidad lograron establecer una mesa de diálogo con delegados del Acueducto y la Alcaldía de Floridablanca. En ese espacio se acordaron algunas tareas iniciales orientadas a realizar un diagnóstico técnico de la situación y avanzar en soluciones definitivas. Sin embargo, los habitantes denunciaron la falta de voluntad institucional para adoptar medidas de contingencia inmediatas.

“Se acordó una próxima reunión en el transcurso de la semana, pero no hubo voluntad para medidas mientras se restituye el suministro. No hay carrotanques, no hay plan de emergencia. Nos siguen dejando solos”, denunció uno de los líderes comunales.

Entre las exigencias planteadas por la comunidad están:

1. Que el contador de la pila pública sea reiniciado, ya que registra consumos que corresponden a pruebas técnicas y no al uso real.
2. Que se garantice presión adecuada para que el suministro llegue a todos los hogares.
3. Que el caudal del sistema sea el comprometido: de 3 pulgadas y no de ¾.
4. Que se active de inmediato un plan de suministro con carrotanques.
5. Que se garantice el respeto por el derecho a la protesta.
6. Que todas las entidades competentes —incluyendo AMB, Alcaldía, Superintendencia de Servicios Públicos y Ministerio Público— comparezcan y asuman compromisos formales.

La movilización de Asohelechales no es un hecho aislado. Se inscribe en una creciente ola de reclamos urbanos por el derecho a servicios básicos, a una vida digna, y a la participación de las comunidades en la construcción de la ciudad.

“El agua no es una mercancía. Es un derecho humano. El acceso no puede depender de nuestra capacidad de pago ni de nuestra clase social”, concluyó la declaración política leída durante la jornada.