Bucaramanga y la falta de previsión frente a las emergencias invernales
Resumen
Las inundaciones en Bucaramanga muestran la falta de planificación y reacción de las autoridades ante fenómenos climáticos adversos. Las carencias en infraestructura y obras preventivas son evidentes tras las recientes lluvias, exponiendo la vulnerabilidad ciudadana.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Las recientes emergencias causadas por un aguacero prolongado en Bucaramanga son una clara muestra de la vulnerabilidad de la ciudad ante fenómenos climáticos y también de la falta de previsión y acción efectiva por parte de las autoridades.
La fuerte lluvia que cayó en horas de la madrugada de este martes desbordó la capacidad de respuesta del sistema de atención de emergencias con lo cual se revelan, una vez más, las carencias en la infraestructura y la planificación urbana de la capital santandereana.
Los daños fueron graves. Colapsaron muros en los colegios Dámaso Zapata y Santander y se registraron afectaciones en el barrio Provenza, así como en la vía hacia el municipio de Matanza, donde los deslizamientos de tierra afectaron la movilidad.
Esto obligó a las autoridades a declarar la urgencia manifiesta para poder ejecutar obras que mitiguen los riesgos en estas zonas. Sin embargo, esta declaración de urgencia debería ser una llamada de atención sobre las carencias estructurales y la falta de preparación que inquietan a la ciudad.
Es preocupante que, a pesar de las constantes advertencias sobre la vulnerabilidad de Bucaramanga frente a lluvias intensas y el impacto del invierno, no se haya tomado en serio la necesidad de obras preventivas.
Las conclusiones tras un recorrido realizado por el Alcalde y las autoridades locales por las zonas afectadas dejó en claro que el daño ya está hecho y la urgencia se convierte en una medida reactiva, en lugar de una proactiva que debió haberse implementado mucho antes.
El caso de la vía a Matanza es particularmente alarmante. La acumulación de agua en la montaña ha provocado deslizamientos que ponen en peligro la infraestructura y la vida de las personas que habitan en las cercanías y de las que transitan a diario, en un volumen considerable, por esta ruta comprometida.
Inclusive, una vivienda, colgada literalmente al filo del abismo, es la triste representación de lo que ocurre cuando la intervención a tiempo no se lleva a cabo y ponen a pender de un hilo la vida de los ciudadanos.
El raspado del material desprendido de la montaña, realizado por infraestructura municipal, es a todas luces insuficiente y la situación es crítica, ante el riesgo de un colapso inminente.
Además, la falta de intervención y solución en obras clave como la del Mesón de Los Búcaros, que se inunda ante una simple llovizna debido a un alcantarillado deficiente, evidencia la falta de planificación y de inversiones en infraestructura en ese drenaje insuficiente y la obstrucción de los sistemas de alcantarillado, por la acumulación de basura, agravan aún más la situación.
Es imposible no cuestionar la gestión pública cuando la ciudad parece esperar que la ola invernal se desate para tomar acciones correctivas, muchas veces insuficientes o tardías.
Porque las obras de mitigación, cuando finalmente se realizan, parecen estar más orientadas a llenar un expediente que a solucionar los problemas de fondo y generan la sensación de constante improvisación.