Armas de defensa personal están prohibidas en Colombia

Millones de colombianos perdieron el derecho a defenderse de los ataques callejeros, víctimas de atracos y de asaltos en caminos y carreteras de las estancias campesinas, mientras los bandidos de la narcoguerrilla y del narcotráfico pueden movilizarse en vehículos oficiales de la ‘Unidad Nacional de Protección’ y vestir los uniformes del ejército y la policía, que antiguamente eran permitidos solamente a los miembros de las fuerzas armadas de la República.

La cobardía del expresidente Juan Manuel Santos Calderón condujo a la entrega de la nación a doce mil miembros de las guerrillas de las FARC, que han recibido toda clase de privilegios y se les ha permitido el uso de escoltas para movilizarse dentro del territorio nacional. El gobierno del presidente Santos les entregó treinta emisoras para instalarlas en los antiguos campamentos de las FARC y les asignó subsidios por cuenta del estado colombiano, para crear empresas.

Esta semana, la senadora del partido Centro Democrático, María Fernanda Cabal, precandidata presidencial, concedió declaraciones a la Cadena de Emisoras de la Cordialidad en Santander, donde anticipó algunas de las iniciativas que como aspirante a la presidencia de Colombia para el año 2026, devolvería a los buenos ciudadanos, a los campesinos, a los empresarios, comerciantes e industriales, el derecho a portar armas de defensa personal.

Mientras en las cárceles del país hay miles de personas condenadas a cinco y más años de prisión bajo la figura del ‘Porte ILEGAL DE ARMAS de defensa personal’, en el mercado persa las ofrecen de contrabando ante la necesidad de proteger la vida, honra y bienes, porque al ejército y la policía en el gobierno de Gustavo Petro los desarmaron y les prohibieron a los buenos ciudadanos el porte de armas, como era antiguamente un instrumento de protección para la vida humana.

Mientras en los Estados Unidos los ciudadanos pueden comprar las armas en cualquier ferretería y portarlas en defensa personal, en Colombia están prohibidas, no obstante, la existencia de grupos de bandidos de la peor laya, especialmente disidencias de las FARC que pueden viajar en vehículos de la ‘Unidad Nacional de Protección’, armados hasta los tuétanos, bajo el argumento de que están actuando en diálogos de paz. La senadora María Fernanda Cabal, que aspira a la presidencia de la república y que tiene muchas posibilidades de convertirse en la primera mujer que ocuparía la silla presidencial, espera ser la candidata que pueda devolverle a la nación la confianza en la seguridad y el orden.

El gobierno nacional del presidente Gustavo Petro se siente mucho más comprometido con los diálogos de paz, que han sido un fracaso y que se han convertido en actos de guerra en regiones como El Catatumbo, zona limítrofe con Venezuela, en los cinco departamentos del sur del país que están en guerra con las narcoguerrillas de Iván Mordisco, mientras se le niega a los buenos ciudadanos el porte de armas. Muchos empresarios que han tenido que desplazarse hacia otros lugares del planeta, por la desconfianza que genera para sus vidas y para su patrimonio económico, la tolerancia y el coqueteo con los ‘Gestores de Paz’, que suelen ser algunos de los más peligrosos delincuentes que haya tenido esta adolorida nación. ¡Qué paradoja y que tristeza que los bandidos puedan portar armas hasta en las mesas de diálogos de paz, mientras al campesino le decomisan hasta las armas de juguete!