Un homenaje a 55 años de entrega al arte
Resumen
Carlos Prada Hernández recibe el Premio a Larga Trayectoria en Artes Plásticas por su impactante contribución al arte. Destacado por su obra icónica, incluida la cruz para Juan Pablo II, Prada supone un pilar cultural en Bucaramanga.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Maestro Carlos Prada Hernández. Con emoción y profundo agradecimiento, el maestro Carlos Prada Hernández recibió de manos del Instituto Municipal de Cultura y Turismo -imct- y la Alcaldía de Bucaramanga el Premio a Larga Trayectoria en Artes Plásticas, en el marco de la convocatoria “Cree en tu Talento”.
Este galardón es más que un premio, es el abrazo de una ciudad a un hombre que, durante 55 años, ha tejido su vida con los hilos del arte, la curaduría, la investigación y el periodismo cultural, dejando una huella inmarchitable en el corazón cultural de Bucaramanga, Santander y Colombia.
Cinco décadas en una sola mirada
El reconocimiento se enmarcó en la conmovedora exposición retrospectiva “Carlos Prada Hernández 5/5” (1970-2025), que llenó de memorias la Casa Galán entre junio y julio de este año, bajo la curaduría del maestro Julián Villamizar; la muestra fue un viaje íntimo por la vida y obra de un creador esencial para el arte y la cultura regional.
Como bien lo expresó el curador Villamizar Rincón, “Carlos Prada Hernández supo dialogar con su tiempo. Sus obras son memorias grabadas en la piel cultural de Santander. Adentrarse en su trayectoria fue como abrir un diario personal donde cada página -cada trazo, cada proceso- late con una fuerza estética y ética única. Hizo del arte un refugio para el pensamiento y un acto de resistencia”.

La cruz para Juan Pablo II
Entre las múltiples historias y anécdotas que revivieron con la exposición, hay una que captura perfectamente el alma de Prada Hernández: la creación de la cruz para el Papa Juan Pablo II durante su visita a Colombia en 1986.
El entonces arzobispo de Bucaramanga, Monseñor Héctor Rueda Hernández, vio en el joven artista la chispa necesaria para forjar un regalo a la altura del Sumo Pontífice, hoy santo de la Iglesia Católica. Carlos Humberto -nombre del artista con el cual era llamado al despacho del arzobispo y presidente de la Confederación Episcopal colombiana, de quien habría sido su edecán durante la ceremonia para nombrarlo primer arzobispo de la naciente arquidiócesis de Bucaramanga-, con audacia, eligió el acrílico, un material inexplorado para entonces, y con un lenguaje cubista y minimalista, dio vida a una cruz de colores profundos: el negro, por el peso de los pecados del mundo, y el rojo, encendido por la sangre y la vida entregada.
El Cristo, construido con tres triángulos en un emotivo homenaje a su propio maestro, Mario Hernández Prada, inclinaba la cabeza en un gesto de infinito sacrificio, mientras sus brazos se abrían hacia el cielo para abrazar a la humanidad. “Era una pieza de una pureza austera, pero cargada de un simbolismo tremendo”, evoca hoy el maestro con nostalgia.
Aunque un imprevisto de salud le impidió entregarla personalmente, su cruz acompañó la visita papal desde el Seminario Mayor de Bucaramanga y hoy descansa en el salón de obsequios del Vaticano.

Reedición de un sueño
El reconocimiento de este año le dio al maestro una oportunidad maravillosa: volver a dialogar con la obra que marcó un antes y un después en su camino. Con el apoyo de la beca, Prada Hernández se sumergió en la reedición de 10 ejemplares de aquella cruz icónica, respondiendo al cariño de coleccionistas de la región que anhelaban poseer un fragmento de su legado.
“Volver a modelar esta cruz después de tantos años ha sido como reconciliarme con ese joven que fui, que buscaba desesperadamente su propia voz. Hoy la miro con otros ojos; siento que es un acto de agradecimiento y, a la vez, el cierre perfecto de un círculo”, confesó Prada Hernández.
Esta reedición trasciende lo conmemorativo. Es el punto culminante de una vida entera, donde el pasado se rescata, el presente se celebra y todo se transforma en un legado eterno para las generaciones que vienen.
Referente cultural
Honrar al maestro Carlos Prada Hernández es celebrar mucho más que su obras plástica y visual. Es reconocer a un curador apasionado, a un gestor incansable, a un investigador curioso y a un periodista cultural que siempre tendió puentes para que el arte local resonara en escenarios nacionales e internacionales.
“Este premio es, en esencia, la declaración de amor de una ciudad hacia uno de sus pilares fundamentales. Bucaramanga se ve reflejada en él: en su estética, en su tesón y en su manera de habitar el mundo a través del arte”, afirma Villamizar Rincón.
Con este homenaje, la capital santandereana no solo dice "gracias". Afirma, con orgullo y convicción, que sí cree en su talento.