UBPD inicia búsqueda de 307 desaparecidos del conflicto en cementerio de Santander
Resumen
La UBPD está llevando a cabo una intervención en el cementerio de El Cerrito, Santander, para exhumar y analizar restos de desaparecidos del conflicto armado, en busca de 307 personas. Este esfuerzo es parte del Plan Regional de Búsqueda Guanentá–García Rovira.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Bajo el cielo encapotado de la provincia de García Rovira, la quietud del cementerio municipal de El Cerrito se ha roto para dar paso a la esperanza. La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) ha desplegado una exhaustiva intervención humanitaria con un único y desgarrador propósito: desenterrar la verdad y encontrar los restos de víctimas del conflicto armado que yacen en fosas comunes o sin identificar.
Esta jornada de excavación y rescate forense no es un hecho aislado; es el corazón del Plan Regional de Búsqueda Guanentá–García Rovira. Detrás de cada pala y cada análisis, se encuentra la magnitud del dolor regional: 307 personas desaparecidas en el oriente de Santander, con 72 solicitudes de búsqueda activa que representan años de incertidumbre para sus familias.
Hasta el 1 de noviembre, el equipo de la UBPD trabajará sin descanso en la exhumación de cuerpos NN (no identificados), bajo la esperanza de que uno de ellos corresponda a un hijo, un padre o un hermano arrebatado por la violencia.
Manuel Criales Aponte, líder de la UBPD en Santander, hizo un llamado que resuena en la justicia transicional: "Si usted tiene un ser querido desaparecido y tiene información de que quizás el cuerpo pudo haber sido inhumado en este cementerio, estaremos del 23 de octubre al 1 de noviembre para atenderlo”. El cementerio de El Cerrito se convierte así en un centro de acopio de memoria y datos biológicos.
La labor en el cementerio va de la mano con la toma de muestras de ADN a los familiares, un acto que dota de nombre e identidad a los restos recuperados.
En jornadas previas, la Unidad ha logrado avances significativos en el área metropolitana de Bucaramanga y Soto Norte, logrando que familias que ya tenían solicitudes de búsqueda llevaran sus inquietudes.
El trabajo en El Cerrito trasciende lo judicial; es un acto de reparación histórica y un intento de suturar las heridas del conflicto.