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Puente Primero: la esperanza modular que se alza entre ruinas y promesas

Puente Primero: la esperanza modular que se alza entre ruinas y promesas

Resumen

La caída del puente Primero cortó una importante vía en Santander, pero ahora un puente modular militar se instala para reconectar la región, simbolizando la reconstrucción tras las adversidades climáticas e institucionales. Se espera su apertura para septiembre.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Andrés Quijano

En lo profundo de las montañas santandereanas, donde la lluvia cae con fuerza y la geografía desafía al asfalto, la caída del puente Primero representó mucho más que un colapso estructural. Fue una ruptura simbólica y tangible entre la comunidad y el resto del país, entre la promesa de conectividad y la dura realidad de la espera. Hoy, sin embargo, una nueva estructura modular de origen militar se erige como símbolo de reconstrucción, mientras las autoridades, técnicos y ciudadanos trazan una ruta para volver a unir lo que el clima y el tiempo separaron.

Hace ya varios meses, el corredor Curos-Málaga sufrió un duro golpe cuando las intensas lluvias provocaron el colapso total de la banca en el kilómetro 88. Este deslizamiento no solo paralizó la movilidad en una de las vías más importantes para la provincia de García Rovira y el municipio de Santa Bárbara, sino que también dejó al descubierto la fragilidad de la infraestructura vial de esta región del oriente colombiano. De inmediato, y ante el desespero, fueron los propios habitantes quienes comenzaron a abrir paso a punta de picas y palas, intentando no quedar completamente aislados.

El Ejército ha estado atento

En su momento, la reacción institucional no tardó en llegar. Según confirmó el director encargado del Instituto Nacional de Vías (Invías), Jhon Jairo González Bernal, se realizó una inspección técnica que condujo al cierre total del tramo afectado. A partir de ese momento, comenzó la movilización de recursos humanos y técnicos para mitigar la emergencia. “Nuestro equipo técnico, en conjunto con la interventoría y el personal de obra, avanza para restablecer la transitabilidad en el menor tiempo posible”, indicó González.

Uno de los puntos clave en la estrategia de recuperación ha sido el traslado de un puente militar modular tipo Acrow. Esta estructura, que anteriormente había sido instalada en noviembre de 2022 en el sector de La Playa —una vía alterna hacia el municipio de Matanza—, fue desmontada por ingenieros del Ejército Nacional y enviada hacia Bucaramanga. Desde allí, inició su desplazamiento hacia San Andrés, donde fue instalado para atender las necesidades de la comunidad. La labor, llevada a cabo por los Ingenieros Militares, implicó jornadas intensas, incluso nocturnas, para garantizar que la nueva estructura pueda ser operativa en cuestión de días.

En declaraciones para EL FRENTE, el senador Cristian Avendaño confirmó que, durante una reunión sostenida hace dos semanas con el Ministerio de Transporte, se le informó que el puente ya tenía definidos sus tiempos de montaje. “Me dijeron que el pasado 15 de junio llegaban los equipos con los cuales iban a gatear el puente, es decir, levantarlo y cambiar las estructuras que se sobreesforzaron. Me aseguraron que en unos dos meses y medio estaría nuevamente en funcionamiento”, explicó el congresista. De cumplirse estos plazos, el puente estaría habilitado entre inicios y mediados de septiembre, justo a tiempo para evitar mayores afectaciones en la cosecha y el comercio local.

Rutas alternas, economía paralizada y comunidades en vilo

Los trabajos no solo se han limitado al puente. En la quebrada El Canelo, ubicada en las inmediaciones del punto crítico, se completaron al 100 % las labores de manejo de aguas. Asimismo, se culminó la construcción de los estribos del nuevo puente, lo que permitirá avanzar en la fase definitiva del montaje. Mientras tanto, desde Invías y la Gobernación de Santander se han emitido constantes llamados a la paciencia y la comprensión ciudadana, reiterando el compromiso de avanzar con celeridad para superar esta crisis.

No obstante, los desafíos persisten. La recomendación de tomar rutas alternas se ha convertido en una rutina desgastante para cientos de transportadores y ciudadanos que deben desplazarse a diario por esta vía. Los vehículos pesados deben recurrir al corredor Málaga–Chitagá–Pamplona–Bucaramanga, mientras que los livianos cuentan con la opción Málaga–Guaca–Baraya–Berlín–Bucaramanga. Esta última, aunque viable, representa largos recorridos y mayores costos operativos. A ello se suma que, en el kilómetro 51 de la misma vía Curos-Málaga, aún persiste un paso restringido a un solo carril sobre un puente antiguo, lo que limita aún más la fluidez del tránsito.

Desde la mirada de las comunidades, la situación no solo representa una dificultad logística, sino un golpe directo a la economía local. Agricultores, comerciantes, transportadores y familias completas han visto mermados sus ingresos y sus rutinas. Los mercados no llegan, los productos se encarecen, y la sensación de aislamiento es casi física. “Lo que más se siente es la impotencia”, cuenta don Álvaro, campesino de la vereda San Pedrito. “Uno no puede ni bajar a vender el queso o el plátano. Toca dejar que se pierda la cosecha”.

En medio de este panorama, la llegada del puente militar representa una luz de esperanza. No se trata solo de una estructura de acero y pernos, sino de una señal clara de que la articulación entre entidades —Ministerio de Transporte, Invías, Ejército y autoridades locales— puede traducirse en resultados concretos. Aunque el camino hacia la normalidad aún está en construcción, cada tornillo instalado y cada soldadura realizada refuerzan la confianza en que esta emergencia se puede superar con trabajo conjunto y voluntad política.

El senador Avendaño insistió en que seguirá haciendo seguimiento a la ejecución del cronograma: “Esto no puede quedarse en anuncios. Es necesario que el puente esté funcionando en los tiempos establecidos, y sobre todo que se evalúe la condición estructural de toda la vía Curos-Málaga. No podemos seguir respondiendo solo cuando la emergencia ya está encima”.

Con la mirada puesta en septiembre y el eco metálico de los ingenieros trabajando sobre el abismo, el oriente de Santander espera. Espera volver a moverse, a conectar, a recuperar su ritmo. El puente Primero no solo reconstruirá una carretera: reconstruirá también la fe en que, pese a todo, es posible avanzar.

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por Andrés Quijano

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