¡Póngase caucho que juega el Bucaramanga mano!

El orgullo de ser hincha de los ‘Búcaros’.

Sea el día que sea, entre semana, sábado o domingo, el fiel hincha y seguidor de Atlético Bucaramanga sabe que se debe asistir al estadio Américo Montanini, para alentar al equipo de su corazón, a ese conjunto que se viste de amarillo y que, tras 75 años, ahora adorna con una estrella su escudo, ese heraldo que se defiende como el leopardo que se acicala antes de ir tras su presa y en este caso para buscar la victoria ante el rival de turno.

Fueron décadas de espera, de lágrimas, de sufrimiento y de burlas que llegaban de todas partes.  Atlético Bucaramanga antes del 14 de junio de 2024, era el único equipo sin estrella en su camiseta, sin títulos de Liga, pero todo eso quedó en el olvido, en el traste de la basura, en el cuarto de san Alejo, incluso algunos egoístas, no le han dado el valor de lo que esto significa y va a significar por siempre para los hinchas, para la ciudad y para los santandereanos.

 “Vamos mano hoy juega el Bucaramanguita, póngase caucho”, se hace eco en toda el área metropolitana cuando los ‘Búcaros’ van a jugar ese escenario deportivo que con orgullo lleva el nombre de un argentino que amó hasta el final de sus días terrenales a la ciudad, don Américo José Montanini.

Describir a un seguidor de Atlético Bucaramanga es llegar a razonar, si es posible, de un ser humano lleno de amor por su club, de una entrega que raya casi en una deportiva locura debido al gran cariño por este equipo. Puede ser Rogelio, doña Marina ‘la cuchi barbie’, Alejo, Fifa, Alirio Castro, Miguelito, Alberto Rueda, el vendedor ambulante, el empresario, el que se rebusca en el diario vivir, puede ser usted, puedo ser yo, puede ser algún integrante de los ‘chinos’ de Fortaleza Leoparda Sur y ahora hasta Tomone, la querida japonesa, ‘Ruchy’ Rojas, José Ordoñez o Andrés Marocco, pero si juega el Bucaramanga todos se convierten en una familia, en ese grupo familiar que quiere que su amado hijo, logre el éxito, gane y suba al podio con los mejores resultados.

Recordando a los ausentes

Como olvidar a aquellos que se fueron a disfrutar en el Paraíso Prometido, por el llamado celestial, la anhelada estrella, como don Tobías Duarte, pero ellos dieron la vuelta del campeonato desde una mejor perspectiva en el infinito cielo y estamos seguros también lloraron de alegría, como nosotros, luego de tanto aguante.

Seguir al Atlético Bucaramanga es una ‘cordura’ difícil de interpretar, es aquel empleado que se inventa una incapacidad médica para ir al estadio, aquel ciudadano que deja de almorzar, que le vuelve a fiar al tendero porque le faltan esos 12 o 15 mil pesos para ir a la tribuna de Oriental, a la gradería de Norte alta e incluso a la del sector Sur, pero ese sacrificio, ese esfuerzo vale la pena… juega el “Bucaramanga mano”.

 Un aficionado seguidor de Atlético Bucaramanga, cuando llega el sueldo sabe que debe ahorrar para ir al estadio, un hincha de los ‘Búcaros’, si llega muy ajustado en su dinero el día del partido, espera a que el árbitro pite el final del encuentro, para poder comprar la empanada, el perro caliente o la gaseosa, que estará de promoción al final de los 90 minutos y degustar con ansiada alegría, el bocado que le sabrá a deliciosa gloria culinaria, a gourmet de alta alcurnia, así sea una hamburguesa donde ‘Chunga’ o un ‘chuzo’ frente a la tienda ‘Donde Piero’, o la rellena y chorizo con papita amarilla en la caseta 'La Zurrona' de carrera 30 con calle 13.

Como explicarles o hacerles entender a los visitantes, a los turistas, a los hinchas de los demás equipos, que lucir la camiseta de Atlético Bucaramanga es una vaina muy ‘arrecha’ muy bacana, ese sentimiento, ese amor solo lo conoce quien esperó por décadas, el que esperó toda su vida, para ver a su amado equipo como campeón del fútbol colombiano. “¿Sabe que mano?, mejor acompáñeme al estadio que hoy juega el Bucaramanga… allá le sigo explicando y le doy más razones para ser hincha de mi Bucaramanguita”.