En Colombia 1,9 millones de personas viven con EPOC y la inercia terapéutica le cuesta al sistema $850.000 millones al año

En Colombia, cerca de 1,9 millones de personas padecen Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), una afección respiratoria que avanza de manera progresiva y que se ha convertido en un desafío sanitario y económico para el país. A pesar de su elevada prevalencia, los ajustes oportunos en el tratamiento continúan siendo insuficientes, situación que agrava el estado de los pacientes y representa un costo estimado de $850.000 millones anuales para el sistema de salud.

La EPOC, caracterizada por la obstrucción persistente al flujo de aire, afecta la calidad de vida de quienes la padecen. Sus principales síntomas —tos, dificultad para respirar y reducción en la capacidad para realizar ejercicio— limitan la vida cotidiana de millones de personas. Aunque el tabaquismo es responsable del 70% de los casos a nivel mundial, en Colombia otros factores como la exposición prolongada al humo de leña, la contaminación del aire y ciertas actividades laborales tienen un peso creciente en el desarrollo de la enfermedad.

En el contexto global, la prevalencia de EPOC alcanza el 10,3%, lo que equivale a cerca de 392 millones de personas. Es además la tercera causa de muerte en el planeta, con una tasa de 42 fallecidos por cada 100.000 habitantes. Más del 90% de estas muertes ocurren en adultos menores de 70 años que viven en países de ingresos bajos y medios, como Colombia.

Los estudios PREPOCOL muestran un panorama preocupante: la prevalencia en mayores de 40 años aumentó de 8,9% hace dos décadas a 12,1% en la actualidad. Sin embargo, buena parte de estos pacientes no recibe el tratamiento adecuado o no tiene ajustes según su evolución clínica. A este fenómeno se le conoce como inercia terapéutica, y ocurre cuando el manejo médico no cambia pese a la persistencia de síntomas o a la aparición de exacerbaciones, episodios de empeoramiento agudo que requieren atención prioritaria, urgencias e incluso hospitalización.

Los datos son contundentes: hasta el 50% de los pacientes catalogados como de alto riesgo continúan presentando crisis severas aun con terapias avanzadas. “La inercia terapéutica retrasa el tratamiento adecuado y aumenta el riesgo de exacerbaciones graves. Cuando la EPOC no se interviene oportunamente, el daño pulmonar se acelera y la calidad de vida se deteriora. Ajustar el tratamiento oportunamente salva vidas”, señala Carlos Torres, director del Departamento de Investigación de la Fundación Neumológica Colombiana.

El impacto económico también es significativo. Las hospitalizaciones, el uso de oxígeno y el manejo de exacerbaciones constituyen la mayor parte de la carga financiera. Aunque el país cuenta con lineamientos normativos sólidos, persisten dificultades en el acceso a diagnósticos, inequidad en recursos especializados y barreras para el seguimiento sistemático.

Para enfrentar esta situación, los expertos insisten en la urgencia de fortalecer la detección temprana, ampliar los programas de Rehabilitación Pulmonar e implementar un registro nacional de EPOC que permita monitorear indicadores de calidad, evaluar intervenciones y planificar recursos de manera más efectiva. “Es necesario un sistema más articulado que responda a las necesidades reales de los pacientes”, concluye Torres.