Descubren red que engaña a mujeres embarazadas para robarles el bebe, en muchos casos las madres aparecen sin vida
Resumen
En Ciudad Juárez, el cártel La Línea engañaba y sometía a mujeres embarazadas a cesáreas ilegales para vender a los bebés. El operativo, liderado por 'La Diabla', era ordenado desde prisión. Las madres, a menudo, no sobrevivían al procedimiento.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Ciudad Juárez vuelve a ser escenario de un hallazgo macabro que expone el rostro más siniestro del crimen organizado en la frontera. Una investigación periodística y policial reveló que La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez, operaba una red de tráfico de bebés en la que mujeres embarazadas eran engañadas, sometidas a cesáreas clandestinas y, en muchos casos, asesinadas para desaparecer cualquier rastro de su existencia.
La reciente captura de Martha Alicia “N”, alias La Diabla, destapó el entramado criminal. Según la información divulgada por el periodista Luis Chaparro en el programa Pie de Nota, esta mujer dirigía una célula encargada de reclutar a víctimas bajo falsos pretextos: las convencían de unirse a actividades menores del cártel, como halconeo, empaquetado de droga o lavado de dinero, pero una vez bajo su control eran trasladadas a casas de seguridad donde comenzaba la pesadilla.
Allí, sin condiciones médicas mínimas, las mujeres eran sometidas a cesáreas ilegales practicadas por supuestos “médicos” improvisados, con el único fin de extraer a los recién nacidos. Los bebés eran vendidos hasta en 250,000 pesos a compradores estadounidenses, principalmente parejas homosexuales que viajaban hasta Ciudad Juárez para evitar riesgos en la frontera.
La parte más atroz de la operación se conoció a partir de imágenes filtradas a los investigadores: restos humanos con huellas de cirugías improvisadas. Según Chaparro, muchas de las madres no sobrevivían al procedimiento y eran enterradas en fosas clandestinas, justo en las mismas casas donde se ejecutaban las intervenciones.
“Estamos frente a un patrón de desaparición forzada disfrazado de negocio criminal”, señalaron fuentes consultadas por el reportero.
Operación desde prisión
El horror, sin embargo, no terminó con la detención de La Diabla. La investigación apunta a que las órdenes provenían desde el penal de Ciudad Juárez, donde permanecen recluidos su esposo e hijo, ambos señalados como cabecillas de la red. Incluso con la caída de esta operadora clave, la estructura criminal seguiría activa bajo coordinación desde la cárcel.
Este esquema, advierten las autoridades, habría surgido como una “evolución” del crimen organizado en la región: ante la presión militar y la reducción de secuestros, el cártel habría encontrado en el tráfico de recién nacidos un negocio rentable y con menores riesgos inmediatos para sus finanzas.
El caso ha generado una ola de indignación nacional e internacional, al tratarse de uno de los crímenes más inhumanos documentados en la frontera norte en los últimos años. Los investigadores temen que el número de víctimas sea mucho mayor al reportado y que la red haya tenido alcance binacional.