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Científicos alertan por el aumento global de alimentos ultraprocesados y sus riesgos para la salud

Científicos alertan por el aumento global de alimentos ultraprocesados y sus riesgos para la salud

Resumen

El consumo de alimentos ultraprocesados crece globalmente, aumentando las enfermedades crónicas. Expertos piden una respuesta internacional coordinada contra estas prácticas que priorizan la rentabilidad sobre la salud.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Andrés Quijano

Una serie de documentos publicada por la revista The Lancet encendió una alerta mundial sobre el consumo creciente de alimentos ultraprocesados, un fenómeno que, según 43 expertos, está modificando los hábitos alimentarios y elevando la presencia de enfermedades crónicas en distintos continentes. Los investigadores advierten que la expansión de estos productos exige una respuesta internacional más estricta y coordinada.

Los artículos destacan que los ultraprocesados, definidos bajo la clasificación NOVA del profesor Carlos Monteiro, están compuestos por sustancias derivadas como aceites hidrogenados, jarabes refinados y aditivos diseñados para mejorar sabor, textura o vida útil. Este tipo de productos desplaza cada vez más las preparaciones tradicionales y los alimentos frescos. Monteiro señala que la transformación de la dieta mundial se sustenta en el poder económico y político de grandes corporaciones que priorizan la rentabilidad por encima de la salud pública.

Los datos reunidos evidencian cómo el aporte calórico de estos productos ha aumentado de forma acelerada en las últimas tres décadas. España pasó del 11% al 32%, China del 4% al 10% y países latinoamericanos como México y Brasil duplicaron sus porcentajes. En Estados Unidos y el Reino Unido, los ultraprocesados representan más de la mitad de la ingesta desde hace veinte años.

La evidencia científica citada por The Lancet, basada en 104 estudios de seguimiento, muestra que un mayor consumo de ultraprocesados se relaciona con incrementos en obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad prematura. Según los análisis, el riesgo de desarrollar diabetes aumenta en un 25%, el de obesidad en un 21% y la mortalidad total en un 18%. También se reporta un vínculo con la salud mental, con un aumento del 23% en la probabilidad de padecer depresión.

La segunda parte del informe detalla posibles rutas regulatorias para reducir el impacto de estos productos. Entre las propuestas están el etiquetado frontal con advertencias claras, impuestos para desestimular su compra y restricciones a la comercialización en espacios públicos. Para los expertos, iniciativas de este tipo deben complementarse con políticas que faciliten el acceso a alimentos frescos y asequibles, tomando como referencia el programa de alimentación escolar de Brasil, que proyecta abastecerse en un 90% de insumos frescos para 2026.

Los investigadores coinciden en que la industria alimentaria desempeña un papel central en la expansión de los ultraprocesados. The Lancet señala que las grandes empresas han fortalecido su influencia mediante lobby político, campañas de comunicación y estrategias para sembrar dudas sobre los efectos reales de estos productos en la salud. La escala de la industria —con ventas que rondan los 1,9 billones de dólares al año— le ha permitido consolidar un poder sin precedentes.

Para Simon Barquera, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública de México, el auge de estos productos no responde a elecciones individuales, sino a un entorno dominado por corporaciones que impulsan su consumo. Otros especialistas, como Karen Hoffman, sostienen que enfrentar esta tendencia requiere una estrategia global similar a la utilizada en su momento contra la industria tabacalera, con mecanismos de control independientes y mayor vigilancia sanitaria.

La serie concluye que el reto es estructural: transformar el sistema alimentario para que la población pueda acceder a opciones saludables sin barreras económicas ni de disponibilidad. Los expertos insisten en que solo con una coordinación internacional robusta será posible frenar la expansión de los ultraprocesados y proteger la salud colectiva.

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por Andrés Quijano

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