Alianza entre comunidades y gobierno local por cuidado del agua

En un paso crucial hacia la sostenibilidad ambiental y la seguridad hídrica de Bucaramanga, 41 familias campesinas del municipio de Charta se han convertido en guardianes del agua que abastece a la ciudad y su área metropolitana. Gracias a una alianza estratégica entre la Alcaldía de Bucaramanga, el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga (AMB) y la Fundación Natura, se firmaron convenios de Pago por Servicios Ambientales (PSA), un mecanismo que reconoce e incentiva económicamente a quienes protegen ecosistemas vitales para el recurso hídrico.

Estos acuerdos representan un modelo ejemplar de cooperación entre el sector público, las organizaciones ambientales y las comunidades rurales, en el que las familias campesinas se comprometen voluntariamente a conservar sus predios —especialmente aquellos ubicados en zonas estratégicas como la microcuenca del río Charta— para asegurar la provisión de agua a miles de ciudadanos. Las acciones incluyen el cerramiento de áreas naturales, el monitoreo técnico y el compromiso sostenido con la no intervención en ecosistemas sensibles.

Para Claudia Mercedes Amaya Ayala, secretaria de Salud y Ambiente de Bucaramanga, este esfuerzo es un ejemplo de cómo se puede avanzar hacia una gestión ambiental incluyente y territorialmente equitativa. Por su parte, Clara Solano, directora de la Fundación Natura, destacó la fuerza del tejido social que se genera a través de estas alianzas, que ya están impactando positivamente no solo en Charta, sino también en Suratá, y próximamente en Tona.

El modelo PSA se posiciona así como una herramienta clave dentro de las políticas de adaptación al cambio climático y de conservación del recurso hídrico en Colombia. Su implementación en la región permite conectar directamente la vida urbana con la rural, creando conciencia sobre la interdependencia entre quienes consumen el agua y quienes cuidan los ecosistemas que la producen.

La firma de estos 41 convenios no solo fortalece la estrategia de sostenibilidad hídrica de Bucaramanga, sino que también empodera a las comunidades campesinas como actores centrales en la construcción de un futuro ambientalmente viable. Este proyecto demuestra que la conservación no es solo una responsabilidad estatal, sino una tarea compartida que florece cuando hay voluntad, recursos bien orientados y un compromiso colectivo por proteger la vida.