Aliados frente al cambio climático producen más de la mitad del oxígeno que respiramos

Día Mundial de los Océanos se celebra este 8 de junio

El océano reclama protagonismo en las agendas de desarrollo sostenible y exige espacios de diálogo continuo. Sólo así, mediante alianzas firmes y cambios de paradigma, será posible garantizar que esa vasta extensión azul realice su tarea de sostener la vida.

El océano cumple un papel imprescindible en la supervivencia de la humanidad. Cada aliento que damos incluye oxígeno generado por organismos marinos, responsables de más del 50 % del aire que respiramos.

El agua salada almacena calor y modera la temperatura global, mientras captura el 30 % de las emisiones de dióxido de carbono. Este gran reservorio natural alimenta a miles de millones de personas y aporta compuestos esenciales para medicamentos.

Aun así, la acción humana vulnera ese delicado equilibrio. La prueba más dramática se observa en la contaminación plástica, que amenaza ecosistemas, salud pública y economías en todo el planeta.

Desde mitad del siglo XX, la industria ha producido 9 200 millones de toneladas de plástico. De ese volumen, 7 000 millones han derivado en desechos sin gestionar.

Cada jornada, vertidos equivalentes a 2 000 camiones repletos de residuos plásticos ingresan a ríos, lagos y mares. A ello se suma que más del 85 % de envases de un solo uso no recibe tratamiento adecuado.

Basuras matan el mar

Desechos flotantes y fragmentos microscópicos obligan a gobiernos y comunidades a enfrentar cifras alarmantes, generadas por hábitos de consumo desmedido y carencia de infraestructura de reciclaje.

La acumulación de plásticos altera cadenas tróficas y pone en jaque la reproducción de especies. Más de 800 organismos marinos han sufrido lesiones o muerte por ingestión de bolsas, redes abandonadas y microperlas.

Investigaciones revelan que el 90 % de los peces y las aves marinas incorporan fragmentos plásticos en sus tejidos. Esa invasión química agrava la contaminación por metales pesados y disruptores endocrinos.

Consecuencia directa: la seguridad alimentaria global queda en entredicho, mientras comunidades costeras pierden fuentes de sustento y sectores del turismo encaran pérdidas multimillonarias.

“Maravilla: sosteniendo lo que nos sostiene”

La salud de la población costera entra en peligro cuando esos plásticos regresan a la mesa. Partículas invisibles en el pescado y el marisco se asocian con enfermedades crónicas y trastornos metabólicos.

Varios organismos internacionales alertan sobre la necesidad de priorizar la limpieza y la regeneración de hábitats submarinos. Sin intervención inmediata, el deterioro marino profundizará desequilibrios económicos en zonas dependientes de la pesca, el transporte marítimo y el ocio en playas.

Las pérdidas podrían superar los billones de dólares en las próximas décadas. “La salud del océano refleja la salud del planeta entero. Cuando la extracción y la contaminación no enfrentan límites, la humanidad pierde algo más que especies o paisajes: arriesga su propia continuidad”, sostiene Andrea Devis-Morales, oceanógrafa y profesora del Departamento de Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad del Rosario, Argentina.

Esa afirmación resalta la urgencia de políticas nacionales y acuerdos internacionales. Al mismo tiempo, demanda un replanteo de actitudes individuales frente al consumo y a la gestión de residuos plásticos.

En el marco del Día Mundial de los Océanos, que este 8 de junio adopta el lema “Maravilla: sosteniendo lo que nos sostiene”, la Universidad del Rosario confirma su vocación protectora. Las iniciativas académicas priorizan la investigación interdisciplinaria para comprender procesos físicos, químicos y biológicos que sustentan la vida marina.

Reforzar la defensa de un patrimonio de todos

Proyectos tecnológicos innovadores apuntan a optimizar la recolección y el reciclaje de plásticos, mientras alternativas basadas en biopolímeros reducen la huella ecológica.

Su labor formativa impulsa a estudiantes de diversas áreas a convertirse en agentes de cambio, equipados con conocimientos y habilidades para diseñar soluciones reales.

La institución extiende su compromiso más allá del campus. Talleres y charlas divulgativas acercan a la comunidad general la importancia de cada acción, desde la reducción de plásticos hasta la elección de productos responsables.

Colaboraciones con organizaciones locales y autoridades buscan implementar sistemas de gestión de residuos más eficientes. Gracias a esos programas, miles de ciudadanos comprenden mejor el vínculo entre sus hábitos diarios y la salud oceánica.

Este 8 de junio exige más que recordatorios simbólicos: convoca a la adopción de medidas contundentes a nivel global. Proteger los océanos no constituye una opción ni una meta a largo plazo.

Representa una obligación que cada país, cada empresa y cada persona debe asumir de inmediato. Sin respeto por las aguas, desaparecen las corrientes que fertilizan la vida, los laboratorios naturales que inspiran fármacos y el motor climático que hace posible la agricultura.

Cada fragmento de plástico que se retira, cada ley que se promulga y cada ciudadano que modifica su conducta refuerza la defensa de un patrimonio que sostiene nuestro futuro.