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Visa con destino abierto

Visa con destino abierto

Resumen

Alicia, en su afán de preparar su equipaje para un destino incierto, realiza un viaje introspectivo que culmina en un inesperado final, revelando cómo su ego pesaba más que su equipaje.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Claudio Valdivieso

Alicia preparaba el equipaje para continuar el viaje de su vida con un desconocido y abierto destino. Su ego estaba por encima de las nubes, pero tenía premura de agendar el itinerario y por su afán olvidó anotar unos detalles. A cambio de “aligerar el equipaje” embutió mil cosas posiblemente innecesarias.

Como su destino era incierto (la vida es así), alistar la maleta era una hazaña y debía elegir las prendas necesarias según las circunstancias de cada estación.  “La vida es un viaje con visa abierta y ofrece por sorpresa destinos para los que no estamos preparados”, como decía el maletero que se ganaba el diario escuchando historias de los pasajeros que iban y venían; unos de turismo, otros por trabajo y unos cuantos de duelo.

Alicia echó una mirada a su guardarropa y eligió las prendas que posiblemente usaría durante su itinerario, sin pensar que la suerte la llevaría a un impredecible trayecto… ¡el destino!  

Eligió prendas de fantasía por sí de pronto bailaría el vals que tanto la hacía feliz; empacó ropa de playa, cremas y frascos para brillar su piel; los mejores sombreros, jeans y el poncho para un día campestre porque disfrutaba cabalgar. Amontonó pijamas de clima caliente y frío; guantes y chaquetas para protegerse de la nieve en caso de ser necesario. Todo era posible. 

Sacó de un armario tinturas para el cabello, cremas, perfumes, peines, y una caja repleta de cosméticos para consentir su vanidad. Por tratarse de un viaje con visa a cualquier destino, su equipaje lo compuso con un bastón y una silla de ruedas porque no descartaba usarlos de regreso en su vejez. ¡Este aterrizaje la espantaba!

Su equipaje estaba repleto de sobrepeso y se dio cuenta que de nada le serviría la silla de ruedas sin “maletero” para empujarla. La dimensión de la carga estaba fuera de sus capacidades y sola era imposible moverla. ¡Su ego pesaba más que el equipaje!

Entonces, contrató un “maletero” con las características ideales para que también abrigara su piel de vez en cuando y le encimara unas caricias a su ego. Para eso es el dinero, decía.

Era claro que su “maletero” debía ser un galán versátil ya que también sería exhibido en las galas del vals, en la playa y donde fuese necesario la presencia de un hombre. Entendió Alicia, que el “maletero” de viaje debería ser más fuerte que humano; paciente, noble, y culto para lucirlo, ya que ella tenía un desastroso e insoportable temperamento y esta sería otra de sus “funciones” incluidas en el miserable salario de su ego. Este equipaje era el más pesado de todos.

Alicia quedó rígida al sellar su pasaporte con serial R.I.P.-2025 y no despertó. ¡Sufrió un infarto!, era su día. Su servidor se despojó del equipaje, pues Alicia había llegado al destino final de su vida y su lastre ya de nada servía. Finalmente, su maletero y galán continuó su viaje ya liberado de esa carga, acomodó una foto de Alicia en su recuerdo, mientras él abordaba su nuevo destino sin ella.     

          

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por Claudio Valdivieso

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