Vacíos inexplicados en Memorando firmado entre Colombia y Venezuela
Resumen
El memorando Colombia-Venezuela crea una zona binacional en la frontera. Aunque promueve la paz y desarrollo, su falta de detalles y claridad sobre el impacto real ha generado preocupación. El acuerdo abarca cultura, comercio, educación y salud, entre otros.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Mucho se ha hablado durante los últimos días sobre el memorando de entendimiento que firmaron Colombia y Venezuela para crear una zona binacional en la frontera, porque eso sorprendió y preocupó a más de uno y a muchos sectores en el país.
Uno de los motivos que preocupa es que el anuncio llegó con escaso detalle sobre los objetivos precisos y con pocas explicaciones sobre el impacto real que causará en las regiones fronterizas, porque esa ausencia de claridad genera inquietud y exige un análisis riguroso que ofrezca a la ciudadanía una comprensión completa del alcance del pacto.
Alfredo Saade, jefe de Despacho del Presidente, informó que esa negociación demandó cinco meses -demasiado secreto para el gusto de todos- para salir con que el documento de seis páginas promueve la “paz, unión y desarrollo” entre los estados de Zulia, Táchira y el departamento de Norte de Santander en Colombia.
Al reconocer tácitamente al gobierno de Nicolás Maduro tras el cuestionado proceso electoral de 2024, Colombia asume una postura susceptible de críticas por alinear su política exterior con un régimen cuya legitimidad enfrenta cuestionamientos.
La amplitud de los compromisos define un marco que incluye cultura, educación, comercio, salud y turismo. Esa enumeración describe un inicio limitado. Sin embargo, la cláusula que habilita la incorporación de materias adicionales abre dudas sobre alcance futuro.
Esa vaguedad obliga a preguntar por los límites legales y por la manera en que cada sector entrará en vigor sin vulnerar el orden constitucional ni cederle terreno a las Fuerzas Armadas venezolanas para que actúen en el territorio nuestro, así sea de forma esporádica.
La realidad en la frontera demuestra un vínculo histórico, cimentado en el flujo comercial e intercambios familiares que mantienen las comunidades a ambos lados de la frontera, con lo cual trascienden disposiciones formales.
Esa cercanía aporta oportunidades, pero expone carencias en infraestructura y servicios públicos. Cualquier iniciativa de cooperación debe enfocarse en resolver problemas concretos de transporte, educación y salud, narcotráfico, trata de personas, comercio de armas y todo tipo de contrabando nocivo para las economías de los dos países.
La función principal del acuerdo debe ser ordenar esa dinámica y ofrecer soluciones tangibles, sin caer en sobredimensionar los problemas existentes y crear nuevos vicios de corrupción que, en lugar de aportar solución, agiganten el desmadre que se vive en la zona fronteriza.
Esa frontera incluye latifundios de cultivos ilícitos y rutas del narcotráfico controladas por grupos armados. Catatumbo ejemplifica esa situación con enfrentamientos constantes entre organizaciones que imponen toques de queda y extorsiones.
La presencia desbordada de actores criminales vulnera la seguridad de poblaciones civiles. Un Memorando de Entendimiento no basta para cambiar esa realidad si no incorpora mecanismos de control y seguimiento claros, porque investigaciones periodísticas revelan que las autoridades venezolanas permiten que esos grupos operen a sus anchas en territorio colombiano con total impunidad.