Magistrado Juan Carlos Diettes, encienda el Canal TRO
Resumen
El Dr. Luis Fernando Reyes Meza enfrenta una condena basada en testimonios desestimados y pruebas dudosas. Se cuestiona la imparcialidad y el debido proceso, ya que la sentencia incluye hechos nunca formalmente acusados, dejando al acusado indefenso.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Señor Magistrado: No tuve el honor de ser su alumno en la Universidad Santo Tomás, Pero me gradué en ese mismo claustro universitario donde usted y yo valoramos, de forma constante, que la justicia es el hábito de darle a cada cual lo suyo, según lo que se merezca. Y es debido a esta enseñanza, que hoy me dirijo a usted no solo en defensa de un expediente judicial, sino en defensa de un hombre que clama justicia, porque por sí mismo se la merece.
Por: Oscar Jahir Hernández Rugeles
Quienes me conocen saben que solo defiendo aquello en lo que tengo la convicción sincera de que merece ser defendido, razón por la cual apoyo la lucha que adelanta un hombre íntegro, quien, en su condición de ser humano y médico, jamás le ha hecho daño a los demás. La condena que hoy pesa sobre Luis Fernando Reyes Meza se levantó sobre testimonios desestimados y sobre interpretaciones que vulneran el principio de congruencia procesal.
Defender a Reyes no es encubrir un delito: es recordar que en un Estado de derecho las condenas no pueden nacer del desequilibrio probatorio ni del sesgo personal de un juzgador. La apelación de este caso que hoy reposa en su despacho es el clamor de un hombre que merece que se escuche la verdad completa. En sus manos se encuentra la vida y el honor de un hombre íntegro, cuya trayectoria de servicio contrasta con la injusticia de una sentencia que rompió el principio de congruencia procesal, dado que la acusación de la Fiscalía se circunscribió a un hecho puntual ocurrido el 15 de octubre de 2015, pero el fallo terminó fundamentándose por hechos entre 2010 y 2016, nunca acusados formalmente ni sometidos a contradicción. Una ruptura que vulneró el derecho al debido proceso y dejó al acusado en una absoluta indefensión. Una clara muestra de lo irracional de este proceso es el testimonio tomado a la hija, el cual fue recogido ocho años después de los hechos, cuando esa misma menor apenas tenía cuatro años para el momento en que se acusa su ocurrencia.
Y esta pequeña muestra de errores, están precedidos por la historia personal de la denunciante, quien arrastra serios cuestionamientos de falsedad en documentos públicos y privados, hasta el punto de estar siendo hoy investigada por la fiscalía por presentar ante el Consejo Profesional de Administración de Empresas, diplomas falsos de la Universidad Jorge Tadeo Lozano para obtener indebidamente una tarjeta profesional que pudiera encubrir una mentira que carga a cuestas desde hace más de 20 años.
El médico Reyes no pide compasión, solo pide que la justicia no sea un eco de los clamores emocionales, sino la voz firme de la imparcialidad. Por eso, le pido que sintonice hoy a las 8 de la noche el Canal TRO y vea, junto a todo el país, lo que muchos callaron: no las lágrimas falsas de la manipulación, sino la verdad desnuda y la dignidad de un hombre que jamás debió ser marcado por la mentira.