Temeridad vs. Prudencia y Sensatez
Resumen
El artículo destaca cómo la temeridad del presidente se refleja en decisiones arriesgadas que ponen en peligro la estabilidad institucional y las relaciones internacionales del país. Se resalta la importancia de la prudencia en el liderazgo nacional.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
La temeridad se define como una cualidad o acción caracterizada por la imprudencia, la falta de juicio y la exposición a riesgos innecesarios. La temeridad implica actuar sin medir las consecuencias ni considerar los riesgos involucrados. La lista de sinónimos que ofrece la Real Academia de la Lengua incluye términos como imprudencia, insensatez, irreflexión, atrevimiento, audacia, riesgo. Y como antónimos, prudencia y sensatez.
Hechas estas precisiones, se entiende que tenemos un presidente temerario. La lista de sus actos que ilustran esta afirmación es interminable, pero podemos traer a colación unos pocos.
· Los nombramientos de personas cuestionadas en los altos cargos con mayor responsabilidad como los ministros Armando Benedetti y Luis Eduardo Montealegre, quienes han venido proponiendo actos administrativos que violan la Constitución y ponen en riesgo el estado de derecho.
· El decretazo con el que se pretendió citar una consulta popular evadiendo el trámite constitucional a través del Congreso de la República y desconociendo que fue negada dos veces en el Senado.
· Los actos públicos para lanzar una constituyente popular sin acatar el procedimiento legal. · Las descalificaciones y sindicaciones de delitos y crímenes a funcionarios y empresarios que se oponen al gobierno como acaba de hacer con el presidente de Keralty, la matriz de Sanitas.
· El no acatamiento de las decisiones judiciales como se ha hecho con los fallos emitidos por las altas cortes. Como ejemplo, la orden de ajustar la UPC en el sistema de salud.
· Las provocaciones y los términos desobligantes para referirse a mandatarios y dignatarios extranjeros, poniendo en riesgo las relaciones de cooperación y causando grave daño a la imagen del país. · Poner en duda el sistema electoral colombiano olvidando que ha sido elegido para los distintos cargos que ha ocupado por el mismo sistema del que hoy desconfía.
· El evento público en una tarima en Medellín rodeado de delincuentes convictos sacados de la cárcel, lo cual fue considerado como una afrenta y una amenaza directa por las autoridades y ciudadanos antioqueños y también por las autoridades que los capturaron, los juzgaron y los llevaron a la cárcel donde deben permanecer en lugar de ser premiados.
· Desfinanciar y debilitar las fuerzas armadas constitucionales a la par que se otorgan ventajas a los grupos delincuenciales. · Los regaños públicos a sus ministros evadiendo sus propias responsabilidades. Acusar de traición a las varias decenas de ministros que han pasado por su gobierno.
· Los millonarios contratos interinstitucionales firmados con recursos públicos de diferentes entidades del orden nacional para financiar los desplazamientos de influenciadores a sus eventos así la asistencia de ciudadanos a sus convocatorias a cambio de prebendas.
Hay que recordar al señor presidente que su obligación es representar la unidad de la Nación, lo cual requiere de la mayor prudencia y sensatez. Y a los ciudadanos, que estas son cualidades imprescindibles que debemos valorar en los candidatos a la hora de votar.
*Martha Elena Pinto de De Hart. www.fundaciónparticipar.com