Señor Empresario
Resumen
La historia de Daniel en el foso de los leones ilustra cómo juzgar sin conocer a fondo puede causar errores. Un líder debe investigar el origen de las acusaciones antes de castigar a sus colaboradores para evitar decisiones injustas.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
En un pasaje de la Biblia, del antiguo testamento, se narra, como, un profeta llamado Daniel, es arrojado al foso de los leones, por orden del Rey Ciro, por cuentos de unos conspiradores que engañaron al monarca.
Luego al darse cuenta, nuestro gobernante Ciro, al que le dijeron mentiras, corrió hacia el sitio leonero, a pedirle perdón a Dios, por tan tamaña equivocación, ya que “Dany” era inocente. La cosa es que la Divina Providencia, hizo que los leones se amansaran, y nuestro personaje estaba vivo, jugando con la cola de los “animalitos”.
En este episodio, han salido ilesos el acusado y el juez, pero en nuestra vida cotidiana, hasta algunos “jueces de la vida real” se han echado a morir por no conocer a fondo, la persona humana. Este pasaje, nos dice, señor empresario, que antes de mandar a la cueva o lago de cocodrilos, a un empleado o ejecutivo, se tiene que ver de dónde viene la demanda, que clase de querencia o malquerencia tienen los demandantes, con el demandado, y no fusilarlo y después indagar.
Recordemos también al hebreo José, que llegó a ser gobernador de Egipto, pero antes fue encarcelado, porque la esposa de unos altos ejecutivos del gobierno, lo invitó a hacer la fornicación, y “José”, por ser leal y señor no le quiso aceptar la faena; entonces fue encarcelado, por denuncia de la “señora”, que dijo que él, la iba era a violar, y solo salió de la “cana” y se libró de que lo “pelaran”, porque tenía el poder de adivinar los sueños.
Nuevamente aparece, la conducta sana humana, pisoteada por la envidia o el odio de no tenerte o no prestarte para vagabunderías. Pero, al igual, qué, en el primer caso descrito, están cegados los niveles de capacidad de la ALTA GERENCIA, en donde los ejecutivos no conocen a sus inmediatos colaboradores, tanto en lo personal de los buenos, de los malos y de los que existe la doble moral.
Pero, volteamos la torta, y vemos que en Colombia, en estos años, después del Covid, es la alta administración, con el presidente a la cabeza, el que ha bajado la dignidad de tener ese cargo, con chistes flojos, en donde algunos santandereanos dicen que “haciéndose el pingo”, pero creo que es consciente de irrespetar a la sociedad, especialmente a las mujeres, tal vez por su doctrina de la “igualdad” y “panamizar” con hombres negros, raza a la cual mantiene su diferencia, según se ha escuchado en algunos discursos: “Ningún negro me tiene que decir, que debo hacer”.
Algunos ministros “hombres” van a donde el ginecólogo, para decir que son mujeres y lamber el inmerecido alto cargo. Aquí, no es envidia, no es oposición, es la realidad del mediocre en el poder. La dignidad debe estar en todos los niveles de la organización y de la sociedad.