Señor Empresario

Recordemos que el día viernes 20 de julio de 1810, se da el grito de independencia, en Bogotá, por parte de los granadinos, para derrocar el imperio español, pero que esa independencia no llegaba a más de Cundinamarca, Boyacá y algo de los Santanderes. Es un golpe de estado sin disparar un solo tiro y sin una sola gota de sangre derramada, ni siquiera con la paliza que le dieron a José González Llorente, el de la casa del florero. De aquí pasamos a la fecha del 13 de junio de 1954, en donde se celebra la apertura de la televisión de Colombia y también un 13 de junio, pero de 1909, se erige a San Antonio de Padua en la población de California, Santander, lugar de mucha romería en el siglo pasado.

Pero este 13 de junio de 1953, tiene un significado histórico político, porque de él emanan muchas páginas futuras de la historia. Se produce un golpe de estado, que al igual que el 20 de julio de 1810, no se dispara un solo tiro, ni se brota una chispa de sangre por este evento. El país estaba envuelto en la lucha partidista entre idiotas liberales y conservadores, matándose porque sí. La nación tenía como presidente al llamado monstruo Laureano Gómez.

Por razones, se dice, de salud, Laureano Gómez, deja encargado de la presidencia a Rafael Urdaneta, unos meses, antes de este acontecimiento. Había voces de descontento contra Laureano y se vislumbraba el golpe de estado por parte del general Gustavo Rojas Pinilla, comandante de las fuerzas militares.

Ese 13 de junio de 1953, muy a las 7.30 am, Laureano Gómez llama a Rafael Urdaneta, encargado de la presidencia, para que destituya a Gustavo Rojas Pinilla. Rafael no le hace caso y entonces Laureano, todo verraco, llega al palacio de San Carlos y saca a Rafael con todo y la gripe que le bajaba por sus narices. Esto sería a las 11 am, y Laureano procede a decirle a Lucio Pabón Núñez que destituya a Rojas Pinilla, pero este tampoco le hace caso. Lo cierto es que Laureano Gómez se dio a la perdida, cual Petro a la presidencia 72 años después. Todo estaba servido para que Gustavo Rojas Pinilla tomara la presidencia a su llegada a Bogotá a las 5.30 pm, procedente de Melgar.

Esta fecha, del 13 de junio de 1953, tiene entonces, como recuerdo, que en ese mismo día hubo tres presidentes: Rafael Urdaneta, encargado; Laureano Gómez, que retornaba a Palacio y Gustavo Rojas Pinilla que daba el golpe de estado. Todo el mundo estaba feliz con el General; inclusive Bertha Hernández, esposa del presidente Mariano Ospina Pérez, lo saluda ese mismo día en el aeropuerto de Catán. Los liberales regocijados por tener al menos un ministerio y el común de la gente para que cesara la violencia. A las 10 de la noche pronuncia, Rojas Pinilla, sus primeras palabras como presidente: “No más sangre, no más depredaciones en nombre de ningún grupo político; paz, justicia y libertad”.

Los historiadores lo ven como un presidente que hizo muchas obras, pero que no les dio “teta” a liberales y conservadores y entonces, ahora en lugar de venir a saludarlo, le arman tremendo paro y así derrocarlo de la presidencia, como efectivamente ocurrió un 10 de mayo de 1957. De él se recuerda a su hija María Eugenia, viva actualmente y a sus nietos, Samuel Moreno Rojas ya fallecido, mal elemento de la política e Iván Moreno Rojas, otro mal elemento purgando sus penas en cárceles de Santander. Miren la historia y saquen conclusiones, con respecto al actual panorama nacional de junio del 2025.

*Contador público. Asesor empresarial.