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¡Se acabó la plata de los salarios! Alístense

Resumen

Colombia está al borde de una crisis financiera sin precedentes. La ruptura de la regla fiscal y un creciente déficit alertan el riesgo de impagos a empleados públicos y una deuda externa impagable, lo que resultará en devaluación y estancamiento económico.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Oscar Jahir Hernandez
¡Se acabó la plata de los salarios! Alístense

Por: Oscar Jahir Hernández Rugeles

Colombia está a punto de vivir la mayor crisis económica de su historia reciente, y lo peor es que no estamos hablando de un accidente financiero ni de una mala racha. No. Estamos hablando de un gobierno que, con la irresponsabilidad de un adolescente jugando con fuego, ha decidido romper la regla fiscal y actuar como si nada estuviera pasando. El espectáculo es grotesco y el precio a pagar será altísimo.

La regla fiscal, esa norma que mantenía nuestras finanzas en equilibrio, ha sido oficialmente violentada. Y aunque el gobierno de Gustavo Petro intenta tapar el sol con un dedo, la realidad se impone: la caja está vacía, el déficit fiscal se disparó y el país enfrenta un colapso financiero inminente. No se trata de exageración ni de pesimismo, es la dura verdad que hasta los analistas internacionales están advirtiendo con luces de emergencia. Desde JP Morgan hasta Bancolombia, todos coinciden en que el desastre está a la vuelta de la esquina.

El golpe más inmediato será para los empleados públicos. Los salarios de miles de funcionarios están en riesgo de no pagarse, porque el dinero simplemente no está. ¿Alguien se imagina a la burocracia estatal colapsando porque el Ministerio de Hacienda no puede girar las nóminas? El caos social será inevitable, y los primeros en pagar los platos rotos serán quienes trabajan para el Estado. ¿Y la deuda externa? Pues no se pagará y las consecuencias será un desplome del peso colombiano, haciendo que el dólar alcance niveles históricos que dejarán a la economía nacional al borde del colapso.

Mientras la devaluación hace su trabajo sucio, las obras públicas también se irán al traste. Los proyectos de infraestructura quedarán congelados por falta de presupuesto. El país se enfrentará a una parálisis en inversiones clave que se traducirá en desempleo masivo y un frenazo económico devastador.

El golpe más duro lo recibirán los departamentos que dependen de las regalías. Esos recursos terminarán esfumándose en medio de la falta de liquidez y el desespero por tapar huecos financieros imposibles de cubrir. ¿Qué les van a decir a los alcaldes y campesinos que contaban con esos recursos? La respuesta es evidente: nada.

Y como si todo esto fuera poco, la solución que proponen es crear nuevos impuestos. No hay peor receta para hundir la economía que aumentar la presión tributaria en plena crisis, pero parece que para el presidente Petro el sentido común es un lujo innecesario. Ahora que el país enfrenta una crisis de magnitudes históricas, el silencio gubernamental es ensordecedor.

Los ciudadanos debemos estar atentos, porque las consecuencias de esta ruina fiscal no serán un simple susto pasajero: golpearán a cada hogar colombiano, a cada familia que verá sus ingresos reducirse por la inflación desbocada, el dólar disparado y el desempleo rampante. Ya no se trata de discursos, sino de sobrevivir al desastre que nos han condenado a vivir.

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por Oscar Jahir Hernandez

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