Ridículo
Resumen
La actual situación en Colombia es caótica, con un líder estatal enajenado y un gobierno desorganizado que amenaza la estabilidad del país. Los actos de gobierno y los discursos internacionales han convertido al Estado en un espectáculo ridículo.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Algo que muchas personas temen, es caer en el ridículo, pero en la situación actual el País está sumido en situaciones altamente ridículas.
Con un jefe de Estado en estado de enajenación mental en donde parecen mezclarse problemas de drogadicción, dipsomanía y actitudes maníacas, el Estado Colombiano está sometido a extravagancias que están afectando seriamente su estabilidad. La economía está al garete ante una serie de ministros y altos funcionarios improvisados.
Los consejos de ministros están opacando a los programas cómicos de la televisión, son un espectáculo en el cual dichos señores reciben los denuestos y bufonadas del Mandatario sin mostrar indicios de dignidad.
Los actos de Gobierno son una mezcla de bravuconadas y expresiones de una depravación total. El País permanece crispado esperando que nueva chifladura se le ocurre al Presidente, si rompe relaciones diplomáticas con Los Estados Unidos, firma tratados territoriales con la mafia de Venezuela, ofende al presidente de Argentina, le declara la guerra al Perú o se margina del Fondo Monetario Internacional.
Uno de los aspectos más dañinos de la insania presidencial es el fomento de la violencia, tiene una tendencia muy marcada a fomentar el crimen, sin reato alguno exhibe criminales en su tribuna en Medellín o se entrevista con mafiosos en el Ecuador y la ciudadanía tolera esos actos.
Un aspecto en el cual el ridículo llega al colmo, son las intervenciones oratorias en foros internacionales, unas monsergas deshilvanadas, salpicadas de disparates y errores garrafales, lo han convertido en un hazmerreir internacional. Las invocaciones al cosmos y las galaxias aparecen frecuentemente, no se ha dado cuenta que en esos auditorios no se encuentran los campesinos de Runta a los cuales descrestaba con su verborrea hueca.
Pero el espectáculo burlesco no se limita al jefe del Estado, tras él se encuentran una variada comparsa que incluye una pintoresca Vicepresidenta que se jacta de las gabelas que disfruta y de sus paseos en helicóptero, un Ministro del interior drogadicto que frecuentemente le da rienda suelta su histrionismo, un pastor cuyos exabruptos permiten dudar si es un pastor de almas o de cabras, una serie de Ministros con cargos penales, otros con fachas de carnaval, los cuales se cambian con muchas frecuencia, una fiscal reclamada por la Justicia de Guatemala y un cuerpo diplomático pintoresco y desarticulado. Colombia es una ópera bufa y los colombianos lo permiten.