¿Qué hay que hacer con los bandidos?
Resumen
El agotamiento del diálogo con criminales en Colombia impulsa la propuesta de un Estado fuerte que defienda la Constitución y enfrente a las organizaciones criminales que controlan territorios.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Una democracia fuerte es aquella que suele derrotar a los bandidos, antes que sentarse a conversar con quienes han cubierto de sangre inocente los territorios de la provincia lejana y que han trasladado la guerra hacia los centros urbanos. En Colombia se agotaron los caminos del diálogo civilizado y ahora le corresponde al ‘Estado de Derecho’ empuñar las armas de la república que son el brazo armado de la Constitución Nacional y de las leyes de la República.
El programa de la ‘Paz Total’ fue un negocio de la familia presidencial, que invadió las cárceles del país, proponiendo la amnistía y el indulto, como si se tratara de una mercancía, cuando ya se habían agotado las fuentes de la conversación civilizada. ¡Cuántas vidas inocentes sacrificadas en el altar de la patria, por la debilidad de sucesivas administraciones, que utilizaron a los soldados de la patria, como escudos humanos, parapetados en las selvas vírgenes, esperando la llegada de los asaltantes, que se convirtieron en jefes de la Colombia profunda!
En la fábula de ‘La Paz total’ llegaron a convertirse en ‘Gestores de Paz’ los peores delincuentes que haya tenido Colombia, especialmente narcoguerrilleros que manejan el control territorial de los departamentos del Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Putumayo, Caquetá, el Urabá Antioqueño y la región del Catatumbo, donde funcionaban los campos petroleros de la antigua Concesión Barco y donde fueron remplazados los cultivos de café y cacao, por las plantaciones de Coca, que ahora son el combustible de la guerra.
El señor General (GR) de la reserva activa del Ejército Nacional, Gustavo Matamoros Camacho, candidato presidencial de la reserva activa del Ejército, ha llegado al departamento de Santander con un programa de gobierno que incluye la creación de treinta y dos (32) batallones de ingenieros militares para construir ‘Caminos de Paz’ y ha señalado que Colombia debe convertir las cárceles, donde se alojan ciento veinte mil (120.000) prisioneros, en zonas industriales y en colonias agrícolas para su resocialización.
Al gobierno, que espera presidir a partir del 7 de agosto del año entrante el señor General (GR) Gustavo Matamoros Camacho, le corresponderá enfrentar a la chusma irredenta y mercenaria, a los bandidos de la peor laya que se han apoderado de gran parte del territorio nacional, por la debilidad de sucesivas administraciones que hablaron y propusieron caminos de paz, que se convirtieron en caminos de abrojos para los campesinos y finqueros, que tuvieron que migrar hacia los centros urbanos. Algunos sectores de la población colombiana todavía creen en el diálogo civilizado, que adelantaron los señores expresidentes de la República Belisario Betancur, Virgilio Barco Vargas, César Gaviria Trujillo, Ernesto Samper Pizano, Andrés Pastrana Arango, Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos Calderón.
Todos ellos creyeron en la paz como una FÓRMULA MESIÁNICA para salvar a Colombia del conflicto armado. Una sola de las quince (15) organizaciones criminales que existen en nuestro país, lleva muchos años haciendo la guerra e impulsando el derramamiento de sangre, en estrecha alianza con la dictadura venezolana, entregando girones de patria a los regímenes comunistas que quieren tomarse el continente americano. ¿Será que con ellos se puede negociar la paz total?