¿Petro quiere la guerra civil para perpetuarse en el poder?
Resumen
Las amenazas del presidente Petro han provocado que muchas familias colombianas abandonen el país. Se habla de una presunta alianza con indígenas para desestabilizar, mientras se teme por una posible reelección apoyada en la espada de Bolívar.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Esta semana abandonaron el país muchas familias colombianas que le temen a las amenazas del presidente Gustavo Petro Urrego contra los empresarios, dirigentes políticos, lideres sociales y congresistas de los partidos históricos, que han sido difamados a través de la lengua suelta del primer mandatario de la nación, por este presidente que ha celebrado una presunta alianza terrorista con miles de delegados de los pueblos indígenas del Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Putumayo y Vaupés, utilizando recursos del presupuesto nacional que les fueron entregados por orden presidencial a veinticinco mil indígenas alojados en los predios de la Universidad Nacional de Colombia.
La alarma está encendida desde el comienzo de la semana pasada cuando el presidente Petro dijo que tomaba la ‘Espada de Bolívar’ -- que es patrimonio de la nación --, como un bien mostrenco, dizque para tomarse el Capitolio Nacional de Colombia. A propósito de esta afirmación, el ministro del Interior, Armando Benedetti, -- que tiene siete procesos penales en la sala de investigaciones de la Corte Suprema de Justicia y que es el nuevo consejero del mandatario colombiano, para pagarle su silencio por hechos presuntamente delictivos que los dos comparten en secreto, afirmó también que hoy, primero de mayo, ‘Día del trabajo’, comenzaría la reelección del presidente Petro.
. En medio de sus ataques de locura, el presidente Petro quiere penetrar con la espada de Bolívar en mano al recinto del Capitolio Nacional de Colombia, para tomarle cuentas a los congresistas que le han negado todas sus iniciativas de reforma constitucional y los proyectos de ley en materia de salud y en materia laboral, que se han convertido en el ‘Florero de Llorente’, porque el Congreso de la República ha tenido que derrotarlo en el recinto de las leyes.
Los pueblos indígenas que saldrían a protestar este primero de mayo (‘Día del Trabajo’) para provocar una levantisca terrorífica contra la gente de bien en Colombia, ya ocuparon los predios de la Universidad Nacional donde fueron desalojados los estudiantes y hasta le prohibieron al rector ejercer su autoridad, como corresponde a las autoridades universitarias, que deben ser respectadas. Quienes hemos conocido a Gustavo Petro desde la doble condición de exguerrillero del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19) hasta su proceso de amnistía e indulto que le dio el gobierno del expresidente Virgilio Barco Vargas, creíamos que podía ser un ciudadano arrepentido de sus actos criminales para reconocerle al pueblo colombiano su generosidad al hacerlo posteriormente parlamentario y alcalde de Bogotá. ¿Estábamos equivocados?