Petro justifica compra de aviones de combate

Si el presidente de la república hubiera usado el lenguaje moderado de un estadista, para referirse a la compra de los aviones de combate para la Fuerza Aeroespacial de Colombia, habría sosiego en Colombia por la determinación del gobierno, de fortalecer la seguridad del país en el contexto internacional.

Para qué comprar aviones de combate en Noruega, cuando en el pasado los Estados Unidos enviaban aparatos de segunda mano, rezagados en los depósitos que le regalaban a Colombia para perseguir el narcotráfico y para combatir a los grupos guerrilleros, que siguen conspirando contra el futuro de la nación y contra la democracia. Esos regalos de los Estados Unidos, con los Aviones Mirages, dejaron muy malos recuerdos.

Petro hizo gala de la información rendida anoche ante el país, acerca de la compra de diecisiete (17) aviones de combate que estarán llegando a Colombia en forma gradual, porque son muy costosos y valen mucho dinero. Cada año el ministerio de defensa y el ministerio de hacienda deberán pagar alrededor de cien millones de dólares por cada uno de estos aparatos. 

En el panorama nacional de Colombia empieza a presentarse un clima de aparente convivencia y de seguridad, luego de muchos años de la guerra de guerrillas, que ha dejado sangre, dolor y lágrimas. Después de haber sido descertificado por el gobierno de los Estados Unidos, el exguerrillero Gustavo Petro ha entendido que debe ser humilde ante la opinión nacional e internacional, como presupuesto fundamental para la búsqueda de la paz real y total.

Parece que ha escuchado el clamor de los pastores de la Iglesia Católica y del Movimiento Misionero Mundial, que tienen influencia en la opinión pública y que merecen ser escuchados por las fuerzas políticas de la nación. La intervención de Gustavo Petro ante el país, en sus declaraciones por la Televisión Oficial en la noche anterior, marcan una nueva pedagogía a la hora de comunicarse con el país, utilizando un lenguaje moderado, que ha sorprendido a la nación entera. El exguerrillero que maneja este país lleva cuarenta meses en el ejercicio del poder y apenas ahora pudo darse cuenta que debe tratar con humildad a sus adversarios políticos.

Hay que respetar a todas las fuerzas políticas de la nación que quieren actuar en los escenarios democráticos y que tienen derecho a debatir tanto en el Senado de la República como en la Cámara de Representantes, los grandes problemas nacionales. El odio y la confrontación permanente entre las fuerzas políticas está creando un ambiente en el comportamiento psiquiátrico de millones de colombianos, aumentando la angustia de millones de personas que están orando y llorando por la surte de Colombia.