¿Petro estaría en plan de retirarse del poder?
Resumen
El presidente Gustavo Petro enfrenta críticas por decisiones que afectan el sistema de salud y las finanzas de Colombia, incluyendo una costosa reforma pensional. Sus acciones y relaciones controversiales levantan dudas sobre su liderazgo y situación mental.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
En medio del zaperoco creado por las contradicciones y equivocaciones del presidente Gustavo Petro Urrego, que ha destruido el sistema de salud pública y multiplicado la pobreza en Colombia, comprometiendo las finanzas del país en una absurda reforma pensional que le costaría al estado colombiano una suma adicional de CINCUENTA Y DOS (52) BILLONES DE PESOS, -- algo más de dos reformas tributarias -- , surge la duda de creer y de pensar que el primer mandatario de los colombianos tiene problemas de salud mental, cuando arremete – con arrogancia y delirio -- contra las instituciones democráticas, como la Registraduría del Estado Civil, que ahora combate para lanzar dudas frente al manejo de las próximas elecciones parlamentarias y presidenciales.
No está en sus cabales el señor presidente de la república, cuando prefiere cambiar el diseño del escudo nacional de Colombia; cuando utiliza la Espada del Libertador Simón Bolívar, para anunciar una guerra civil que está en marcha; cuando coloca en entredicho a la institución parlamentaria; cuando permite que a su lado y sobre una tribuna de madera, en la ciudad de Medellín, lo abracen los peores delincuentes de Colombia que están condenados a muchos años de prisión por sus fechorías y que pretende convertirlos en ‘Gestores de Paz’ (¿?).
Muchas de las órdenes provenientes del Palacio de Nariño, sede oficial del gobierno, resultan contrarias al espíritu de la Constitución Nacional y de las Leyes de la República. Disfruta el señor presidente de la presunta complicidad con miembros de la ‘Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes’ – su juez natural --, que le retienen mas de veinte demandas penales, prácticamente archivadas por la complicidad de actores políticos, que en cualquiera otro lugar del mundo contribuirían a su destitución.
Maneja el presidente Petro unos odios viscerales contra todo aquel que se atreve a señalarle sus equivocaciones, por su arrogancia y por el espíritu imperial de su administración, donde han rodado en tres años de gobierno las cabezas de por lo menos cincuenta (50) ministros y directores de institutos descentralizados, que fueron reemplazados en sus cargos, porque tuvieron la franqueza y le advirtieron que mas allá de sus equivocaciones, al termino de su mandato, lo esperan procesos penales que volverán al conocimiento de la justicia ordinaria, como lo ha advertido en una de sus cartas el exministro Álvaro Leyva Durán.
Petro es revanchista y suele consultar el oráculo en las horas de la madrugada, cuando suele tener encuentros con su conciencia, -- si es que todavía la tiene --, para reconocer los malos momentos y los malos tratos que le ha tocado vivir a muchos de sus antiguos amigos y colaboradores, desechados como el papel higiénico, porque no quisieron violar la Constitución Nacional. Ese es Gustavo Petro, el infalible, el impoluto, el más odiado, el pequeño hombre, peligrosamente INTELIGENTE, con horizontes de grandeza, que llegó a la presidencia de Colombia, sin ningún título académico y que quiere parecerse al Rey Napoleón Bonaparte, que terminó abandonado en la Isla de Santa Helena, por una extraña enfermedad y por sus amigos después de haber querido ser el ‘Rey de la Humanidad’.