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‘Pelea de tigre con burro amarrado’

Resumen

En Colombia, la política se ve afectada por luchas internas por puestos y contratos en el Palacio de Nariño, con cuotas políticas que frenan reformas necesarias y alimentan corrupción.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Editorial
‘Pelea de tigre con burro amarrado’

La sabiduría popular maneja este estribillo que puede aplicarse a los acontecimientos que se vienen presentando en el Palacio de Nariño, sede del gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego, donde se enfrentan a dentelladas tirios y troyanos en busca de nombramientos en los altos cargos, dándose codazos como fieras que se enfrentan en manada para adular al príncipe, que dispensa favores a diestra y siniestra para beneficiarse de la burocracia oficial y de los contratos.

Las cuotas políticas, representadas en la picaresca contratista, comprometen a los parlamentarios que se niegan a tramitar las reformas sociales y los actos legislativos en los cuales se juega la suerte de la nación. Una ‘Comisión de Acusaciones’ de la Cámara de Representantes, acaparada por los mas audaces, que archivan sus investigaciones, a cambio de cuotas burocráticas y contratos, para financiar las campañas electorales, que no dejan funcionar a la justicia.

La actividad política ha perdido majestad desde cuando se perdió la filosofía de los partidos históricos, liberales y conservadores, que se alternaban en el poder y se cambió la Constitución de 1886, para abrirle las ventanas a los votos unipersonales, donde cada elección parlamentaria cuesta miles de millones de pesos. La corrupción tiene varios orígenes debido a los altos costos de las campañas electorales, donde cada uno de los aspirantes debe ‘invertir’ miles de millones de pesos, para repetir curul en el congreso de la República.

Algunos congresistas audaces y ladinos se cambian de partido político como cambiarse de ropa, como lo empezamos a ver en el departamento de Santander donde la actividad política ha perdido majestad. Como lo afirmaba el mártir de la democracia Luis Carlos Galán Sarmiento, cuyo partido político es el ‘Nuevo Liberalismo’, que debe mantenerse impecable, libre de coaliciones pecaminosas, y que está expuesto a incurrir en los mismos defectos de ciertas organizaciones electorales que se acomodan como los líquidos, ‘a la medida de las vasijas’.

Vamos a permanecer vigilantes sobre la trayectoria moral de los aspirantes a los cargos de elección popular, porque resulta vergonzoso elegir para el Congreso de la República en el departamento de Santander a ciertas personas que compran las curules y trafican con ellas, para poderse quedar con los contratos oficiales, como ha ocurrido con extraños personajes que están en asechanza para aparecer en listas cada cuatro años, sin cumplirle a sus electores, porque vendieron las curules como si fueran patrimonio personal de sus respectivas familias.

  

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por Editorial

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