¿Para qué sirven decenas de candidatos presidenciales?
Resumen
Con más de 36 partidos y un centenar de candidatos presidenciales, Colombia vive un caos político. La Asamblea de 1991 abrió camino a la corrupción, mientras las reformas son urgentes para evitar el desgaste económico del sistema democrático.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Colombia ha entrado en la desesperanza y la anarquía con mas de treinta y seis (36) partidos políticos y cerca de un centenar de ‘candidatos presidenciales’, la mayoría de los cuales llegaron tarde para definir quienes reúnen las condiciones objetivas para aspirar a la primera magistratura de la nación.
Desde la época del Frente Nacional, que permitió la alternancia de los partidos políticos históricos en el ejercicio del poder, fueron los conservadores y los liberales que tuvieron la oportunidad de compartir el ejercicio del poder, exigiendo la matrícula partidaria a todos aquellos que tenían dirección y mando en los partidos históricos, aun aquellos que eran empleados públicos.
La Asamblea Constituyente de 1991, que prohibió la pena de muerte contra los bandidos de la peor laya, les abrió puertas y ventanas a las mafias del narcotráfico y de la minería ilegal. En el vergonzoso gobierno de Gustavo Petro Urrego empezaron por desarmar a las fuerzas militares y de policía, abriéndole el camino a la impunidad para unas milicias campesinas que se abrogaron el derecho de convertir a Colombia en un país de miserables.
La locura de las candidaturas presidenciales tomó de sorpresa a los buenos ciudadanos que han visto el peligroso espectáculo del denominado ‘Pacto Histórico’ que, como en la fábula de Caperucita Roja, está permeando las organizaciones sindicales del magisterio, del sindicato petrolero y de algunos sectores de la rama judicial, a los que se les permite presentar pliegos de peticiones, a pesar de que tienen los mas altos sueldos de la nación.
No se sabe a qué horas la democracia colombiana cayó tan bajo en manos de agrupaciones comunistas, que ahora tienen candidato presidencial y que demostraron durante las consultas internas celebradas el domingo pasado, que ya tienen escogido al más radical de la doctrina marxista leninista, mientras los numerosos partidos políticos que han recibido el bálsamo de una licencia concedida por el Consejo Nacional Electoral, donde crearon un archipiélago de candidaturas presidenciales innecesarias, como si se tratara de una simple feria de vanidades, ajena a las responsabilidades de hombres de estado que se reúnen en escenarios palaciegos, sin darse cuenta que la democracia colombiana está cayendo a los peores laberintos del sistema democrático.
Debería ser obligatoria una norma constitucional, que establezca filtros para los personajes que crean el derecho a una aspiración presidencial. En la actual competencia por la presidencia de la república no deberían caber más de diez aspirantes, evitando que el país derroche inmensos recursos económicos que se transfieren a los directorios políticos y que se convierten en el negocio más vergonzoso de nuestro ‘sistema democrático’. ¡Pobre país, donde la corrupción traspasó los linderos de los valores éticos!