“Ojo con el 2026”
Resumen
La posesión de tierras en Colombia ha generado corrupción y prácticas injustas, repitiendo errores históricos. El próximo ciclo electoral podría decidir si el país continua este camino o busca soluciones equitativas y sostenibles para el desarrollo rural.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Las elecciones del próximo año van a definir cuál es el país que vamos a tener en las próximas décadas en Colombia, de eso no hay duda. Los pendientes son muchos, lo que se ha evidenciado en esta carrera presidencial y parlamentaria es muy grave; el tema que durante siglos ha estado en todas las agendas del país, siempre ha sido uno solo, el de tierras. Uno de los focos de corrupción del esplendido imperio Romano era ese, tierras, lo único que podían darles a los legionarios que sobrevivían a las interminables campañas legionarias, era su botín de guerra y terrenos para cultivar.
Como siempre el trámite legislativo, hacia que el imperio incumpliera esa promesa de Estado con sus legionarios, hombres audaces como el tribuno Cayo Sempronio Graco nieto del general Escipión, que derroto a Aníbal Barca en las guerras Púnicas, se enfrento al senado exigiendo un reparto equitativo de las tierras para los veteranos de guerra y recursos para cultivarlas, lo que el tribuno Graco se encontró fue un decreto el Senatus Consultum Ultimum, promulgado por primera vez en el senado, donde se le daba poder y autoridad a los dos cónsules para ejecutar a Cayo Draco y a cualquier otro tribuno de la plebe que promoviera semejantes reformas.
Los hombres definitivamente nacen con en contextos diferentes, unos con poder económico, otros con una gran debilidad, los unos con posibilidad de abusar de sus congéneres y otros con mucha vulnerabilidad. La herencia legislativa que nos dejo el imperio Romano no siempre fue la mejor, recuerdan esa frase global y general que dice, “el derecho de cada cual termina donde comienza el derecho igual de los demás”, termina siendo un termino muy Romano, cuando uno habla de propietario de tierras su derecho de propiedad termina exactamente en el limite donde comienza el otro, ahora hago esta pregunta, ¿mi derecho a educarme termina donde comienza el derecho a la educación de otro ciudadano?
El eje principal de esta Nación es la posesión de tierras, para el Estado un terreno Baldío es un terreno que no tiene uso, personas con poder económico y según los comparecientes del Sistema de Justicia Transicional del 2005 (Justicia y Paz), han sometido a personas con gran debilidad al poder militar y de las armas, todo por la tenencia de las tierras. Las herramientas legislativas también ayudan a someter personas con gran debilidad, los subsidios al campo y a los campesinos se han quedado en manos de familias parlamentarias que legislan en causa propia, al mejor estilo del Senatus Consultum Ultimum, en Colombia una familia de tradición parlamentaria se invento algo llamado Agro Ingreso Seguro, que lo único que le aseguró a esa familia santandereana, fueron los recursos para fortalecer su emprendimiento particular de cultivos de caucho con subsidios del Estado Colombiano, gracias a su propio tramite legislativo, en una finca que según providencia judicial tampoco era de ellos.
Evidentemente son defensores de los intereses particulares, no de las necesidades colectivas y de desarrollo del campo, si esos subsidios llegaran a una provincia como la de Soto Norte, perfectamente se convertiría en la despensa agrícola del Oriente Colombiano, ¿y a que no adivinan?, esa familia sigue poniendo a consideración su nombre, para ocupar una curul por Santander en el Congreso de la República; otra salvadora de Colombia que aborrece los subsidios para el campo ya que resulta ser un patrón de comportamiento “Castro Chavista”, resultó con un hijo emprendedor y palmicultor, nuevamente con dinero del Estado. Ojo con los salvadores en el 2026, lo único que han sabido salvar, es su emprendimiento familiar.