Mujer fue condenada a cadena perpetua por vender su hija a un curandero
Resumen
Racquel Smith, su pareja y un amigo fueron sentenciados a cadena perpetua por vender a la hija de Smith a un curandero en Sudáfrica. La condena busca justicia en medio de una ola de secuestros infantiles que indigna a la sociedad. Joshlin Smith sigue desaparecida.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El estremecedor caso de Racquel "Kelly" Smith, quien vendió a su hija Joshlin Smith de tan solo seis años a un curandero tradicional en Sudáfrica, ha llegado a su desenlace judicial con la máxima condena. Smith fue sentenciada este 29 de mayo junto a su pareja Jacquen Appollis y su amigo Steveno van Rhyn a cadena perpetua por trata de personas y diez años adicionales por secuestro, penas que cumplirán de manera simultánea. El tribunal también ordenó la inscripción de sus nombres en el registro de protección infantil.
Joshlin desapareció en febrero de 2024 en el Cabo Occidental. La investigación reveló que su madre la vendió por 20.000 rands (alrededor de 1.000 dólares) a un sangoma —curandero tradicional— para que usara partes de su cuerpo en rituales. Testimonios durante el juicio indicaron que Smith había alardeado de su intención antes de consumar el hecho. A más de un año del crimen, la niña sigue desaparecida.
El juez Nathan Erasmus, a cargo del caso, calificó el crimen como "premeditado, cruel e imperdonable", y señaló que no encontró ningún atenuante para reducir la pena. La sentencia fue recibida con alivio por una sociedad profundamente conmovida y movilizada desde que se conocieron los hechos.
El impacto familiar ha sido devastador. Amanda Daniels, madre de Racquel y abuela de Joshlin, expresó en una declaración leída ante el tribunal su dolor y desconcierto por la traición de su hija. Daniels ha asumido la custodia de los otros hijos de Smith, temiendo por su seguridad en un entorno marcado por la violencia y el abandono institucional.
El caso desató una ola de indignación social en Sudáfrica. Miles de personas se movilizaron para exigir justicia y visibilizar el aumento de los secuestros infantiles, que alcanzaron más de 17.000 casos reportados hasta marzo de 2024, según cifras oficiales. La desaparición de Joshlin también generó atención internacional y una recompensa fue ofrecida por su localización, en medio de una búsqueda que ha trascendido las fronteras del país.
Organizaciones de derechos humanos han alertado sobre la urgencia de reforzar los sistemas de protección infantil y enfrentar con firmeza el tráfico de personas. El caso de Joshlin no solo refleja el dolor de una familia, sino la fragilidad estructural que expone a miles de niños a situaciones de extrema vulnerabilidad.
Sudáfrica enfrenta un desafío urgente: garantizar que casos como el de Joshlin no se repitan y que ninguna otra infancia sea arrebatada por la negligencia, la pobreza o la impunidad. La condena a Racquel Smith es un primer paso, pero la búsqueda de justicia real continúa mientras Joshlin siga desaparecida.
