Mihaly Flandorfer quiere llegar a la presidencia para proponer una revolución tecnológica contra la corrupción
Resumen
Mihaly Flandorfer busca la presidencia de Colombia con una propuesta disruptiva de gobierno colegiado y el uso intensivo de inteligencia artificial para combatir la corrupción, promoviendo el turismo verde y gastronómico como motores económicos regionales.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Bucaramanga recibió esta semana a un aspirante presidencial tan inesperado como su nombre: Mihaly Flandorfer, hijo de inmigrante húngaro, monteriano de nacimiento, llanero de crianza y capitalino de formación. Llegó sin caravanas, sin camionetas blindadas, sin una maquinaria política detrás; llegó solo, con su voz, su propuesta y un movimiento que intenta abrirse paso en un escenario electoral saturado de discursos repetidos. ¿Será un quijote?
Por Camilo Ernesto Silvera - Redacción Política / EL FRENTE
Aunque su nombre remite a Europa, su historia es profundamente colombiana, criado en Puerto López, Meta, entre ganado, gallinas y lagunas; formado en ingeniería electrónica y de sistemas, aunque no terminó los pregrados por lanzarse al emprendimiento; empresario desde muy joven; y defensor de la educación tecnológica y el liderazgo juvenil.
Se define como “un colombiano de a pie, un hombre raro”, mezcla de rigor europeo y viveza llanera, hijo de un padre extranjero que “aunque no es colombiano, es más colombiano que muchos”.
Flandorfer, representante de un sector independiente que se agrupa bajo el movimiento Independientes por Colombia, visitó las instalaciones de EL FRENTE para exponer en detalle su visión de país. Su bandera principal: implantar en Colombia un gobierno colegiado, una suerte de junta directiva nacional que limite los abusos de poder del presidente y convierta la toma de decisiones en un proceso plural, técnico y vigilado.
Y su ambición es directa: “Que el presidente no se enloquezca”, afirma, dejando ver que a su parecer existe la necesidad de un sistema de contrapesos más robusto que evite que el Ejecutivo gobierne por arrebatos, egos o cálculos personales.
A diferencia de los aspirantes tradicionales que recorren el país acompañados por brigadas de logística, caravanas y asesores de imagen, Flandorfer insiste en que su campaña se articula desde la independencia y el trabajo colectivo.
Hace cuatro meses, antes incluso de que los precandidatos de los grandes partidos comenzaran a moverse, él y otros 12 aspirantes decidieron agruparse en un colectivo de apoyo mutuo. No comparten ideología, pero comparten propósito: romper la idea de que solo los partidos tradicionales tienen derecho a competir por la Presidencia. “Los políticos no son una raza especial”, repite. “No son seres divinos venidos del espacio”.
Gobierno colegiado: la propuesta disruptiva
La pieza central de su programa es la creación de un gobierno colegiado conformado por nueve representantes, elegidos por voto popular, que acompañen al presidente en la toma de decisiones estratégicas. Algo que el candidato denomina una junta directiva de alto gobierno, que no reemplazaría al gabinete presidencial.
Por ejemplo, en esa mesa se sentarían: una representante de las mujeres, un líder joven, voceros de mipymes, representantes campesinos, delegados indígenas, un miembro del clero, vocerías de izquierda y derecha y un integrante de la academia.
El propósito es evitar que el poder se concentre en un solo individuo, obligar al análisis colectivo y garantizar que todas las regiones y sectores del país tengan voz real en la presidencia.
“Es la forma de evitar que un presidente gobierne con caprichos”, explica. “Colombia se sentiría representada en la toma de decisiones, no a través de un discurso, sino ocupando realmente la silla presidencial”.
Uno de los puntos más llamativos de su plataforma es el uso intensivo de la inteligencia artificial para controlar la corrupción en la contratación estatal.
Flandorfer sostiene que, con herramientas capaces de cruzar datos de proveedores, antecedentes, sobrecostos históricos y alertas de riesgo, el Estado podría monitorear en tiempo real cada contrato, cada interventoría y cada ejecución de recursos.
No se trata, asegura, de reemplazar funcionarios, sino de eliminar espacios de manipulación política en la asignación de contratos.
Turismo verde y gastronómico: el motor de la economía regional
Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo, pero sus ventajas gastronómicas siguen infrautilizadas. Por eso, Mihaly propone una apuesta doble:
1. Turismo verde:
Promoción de rutas ecológicas certificadas
Incentivos a territorios que protejan sus ecosistemas
Integración de comunidades rurales en la cadena de valor turística
Enfoque en sostenibilidad y conservación
2. Turismo gastronómico
Su tesis es clara: la comida mueve la economía desde la raíz.
La llegada de turistas genera un aumento natural del consumo de alimentos, lo que a su vez:
Impulsa la producción agrícola
Conecta chefs con campesinos
Permite comprar materia prima a precio justo
Reduce intermediarios
Evita subsidios innecesarios
Con esto se dinamiza el campo sin depender de asistencialismo, fortaleciendo agroindustrias locales, conservación de semillas nativas, mercados campesinos y exportaciones con valor agregado.
“El futuro está en el campo, pero no vendiendo materia prima: exportando alimentos transformados”.
Ni guerra ni paz
Quizá su postura más polémica es su planteamiento sobre seguridad. Mihaly no se alinea ni con quienes piden mano dura ni con quienes apuestan por diálogos sin condiciones.
Propone algo distinto: transformación productiva de los territorios cocaleros. Su planteamiento es convertir la hoja de coca en industria legal como bebidas energéticas, cervezas y vinos, farmacéuticos, ropa y fibras, productos agroindustriales; y hacerlo con las mismas comunidades y actores que hoy operan en la ilegalidad, pero bajo condiciones estrictas.
Su visión de un gobierno colegiado, un país impulsado por el turismo verde y gastronómico, una economía rural con valor agregado y una transformación de los territorios cocaleros plantea debates necesarios en una Colombia que aún no define su rumbo. Quedará en manos del electorado decidir si este ingeniero-emprendedor de nombre húngaro y corazón monteriano logra convertir su propuesta en un movimiento nacional.