Madame odia el fútbol y la política
Resumen
Una mujer confiesa su frustración con su marido adicto a la política y el fútbol, comparándola con una obsesión quijotesca. Su aprecio por la comida y las elecciones amenaza con arruinar la relación, mientras se avecinan elecciones y el Mundial.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
José Oscar Fajardo
Una señora de origen común y corriente pero vestida con elegancia, me abordó hace unos días en cualquier calle de Barbosa, para hacerme una sugerencia salida de los mismos pelos de Belcebú. Periodista, me dijo. Regáleme un tiempito que, así tenga que brindarle cincuenta tintos, quiero hacerle una confesión. O más concretamente, pedirle una ayuda celestial. Con gusto, señora, le dije, y nos sentamos en un escaño del parque.
Un rato después entendí por qué me pidió a mí que la escuchara, y no a un psicoanalista. Pues creí que se trataba de un caso de cornamenta. Lo que pasa es que he leído sus columnas, me dijo, y sé que usted puede orientarme. Mi marido es una gran persona, de buenas condiciones intelectuales y profesionales, físicamente atractivo y con muy buena economía. Pero creo que, con la más terrible insuficiencia de hombre alguno, en mi concepto.
Pensé que iba a contarme que era Martina, Melissa, o Lorena. Lo que pasa es que mi marido, desgraciadamente es político y aficionado al fútbol. Y quiere volver a ser candidato a la alcaldía del municipio y catastróficamente por quinta vez, me dijo. Es una obsesión maniacodepresiva que ese hombre tiene por la política y el fútbol, gruño. Le pasa lo de don Quijote de la Mancha con la caballería, y ya ni consume lo que más le gusta que no se lo cuento aquí porque me da pena con la gente. O bueno. Se lo voy a contar.
Es un adicto al aguacate con panela y cuando come de esa pócima, se convierte en un atleta persiguiéndome por toda la casa en camisola de dormir. Pero cuando vienen las elecciones, me corta el chorro y eso es lo que más me duele, periodista. Yo no sé quién inventó esa maldita política y ese puto fútbol porque ya no me da ni siquiera un beso de gula para refrescarme. Peor aún, que no han empezado las campañas para el 2026, y ya vendió el carro y la finca, hipotecó la casa y últimamente está vendiendo los dos perros y el gato.
Pero lo que me tiene más decepcionada es que, hoy llegó como a eso de las dos de la madrugada y se bañó, se empelotó y se me arrunchó y luego me despertó todo cariñoso, yo creí que para fornicar como Dios manda, y no. Era para preguntarme, qué habían dicho Vicki y Miguel Ángel Pinto contra Petro. Y más me preocupa es que ni yo misma sé a qué partido pertenece porque anda gritándole vivas a todo el mundo y de golpe me lo capan y eso para qué queda sirviendo.
Cosas peores se han visto señora, le interrumpí. Y qué sugiere usted que pueda hacer yo, le pregunté. Pues que, ya que usted es tan lenguaraz y lambón, que escriba una columna advirtiéndole a todas las mujeres de Colombia, mayores de treinta años, y que tengan marido propio o concedido, o relaciones secretas con cualquier zángano de esos, para que se preparen física, mental, económica, moral, y filosóficamente porque en poco tiempo nos van a ocurrir dos desgracias, si Dios no dispone otra cosa, mucho más verracas: el Mundial de Fútbol, y como si estas fueran viles patrañas de periodistas de la oposición, que con argumentos pueriles, falsos y denigrantes pretenden debilitar a Petro, se vienen las elecciones de congreso y presidente.
Luego soltó un aullido histérico y comenzó a sacudir sus manos sobre mi cara gritando todo género de improperios, casi todos terminados en uta. La policía acudió al sitio y seis policías lograron apaciguarla. No obstante, he estado pensando que, la señora pueda que tenga razón, si odia el fútbol y la política. Pero ¿la culpa también será del presidente Petro?