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La joya del tiempo

Resumen

Don Alejo prefiere la puntualidad en momentos relevantes de la vida sobre ser esclavo del tiempo que marca un lujoso reloj. Él valora más las experiencias auténticas y significativas que la precisión de los minutos.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Claudio Valdivieso
La joya del tiempo

Por: Claudio Valdivieso

Dice don Alejo que no puede acostumbrase a portar su nuevo y costoso reloj de pulso dorado, de oro, con diamantes incrustados en los punteros por miedo a convertirse en esclavo del tiempo y de esa joya. Cuenta don Alejo con un toque sarcástico y un tanto molesto, que su esposa Lida lo convenció de comprar esa joya y por andar en esas perdieron tiempo y su lujoso aparato no les dio la suficiente oportunidad para recuperar el tiempo necesario de salir de la joyería y llegar al Aeropuerto Internacional Leonardo da Vinci-Fiumicino (Roma) y abordar el avión con destino a Colombia.  “Por comprar un tiempo valioso perdieron los minutos más importantes”.

Don Alejo es un hombre extraño, tranquilo, usa el viejo y atrasado reloj de su abuelo del que nunca se desprende ni consulta. Usualmente, llega diez minutos tarde a sus citas, pero jamás se atrasa ni un minuto a la hora del tinto con sus amigos cercanos. En casa, todos adelantaron los relojes diez minutos para que coincidieran con la hora que perdía o ganaba don Alejo convencidos de que así empatarían.  A don Alejo nada le importaba más que ser oportuno a la hora del café o en las circunstancias que le requirieran. Ni un minuto más, ni uno menos.

Sus más cercanos amigos y su familia lo criticaban constantemente, ya que durante los sesenta años de su vida nunca acertó a las horas acordadas, pero, de igual manera, con voz lenta respondía con una contra pregunta: ¿Cuál es el afán? ¡Su paciencia era detestable! Para nada se inmutaba y a cambio de defenderse señalaba a sus críticos por andar afanados y finalmente les decía que con premura o sin ella, después de alcanzar la tumba, todo el tiempo vivido quedaría en recuerdos y tiempo perdido; lamentos, angustias inoficiosas y sabiduría.

Don Alejo no tenía tiempo para andar afanado y decía que la muerte es más larga que la vida. Hay mucha gente que muere por el afán de vivir, así como también hay quienes desconocen los afanes de la paz en el apuro de la vida y en las minuciosas acciones de amar sin premura. Existe una gran diferencia entre ser puntual y oportuno. Don alejo es oportuno, no incumplido, aunque es muy puntual en sus apreciaciones con respecto al tiempo que lo hace oportuno.    

Dice el mismo Alejo que el tiempo es tan valioso y por lo mismo mantiene su elegante reloj de oro en el estuche, incluso, las agujas del reloj están detenidas en la hora exacta que lo compró. Este extraño hombre sugiere que a la hora de cubrirse con tierra actualicen el cronómetro del reloj y cuenten el tiempo que durará su ausencia. “Estoy seguro de que ese costoso reloj será preciso para medir el tiempo de la eternidad a cambio del afán de los vivos”.

El reloj mide el tiempo y del tiempo se compone el calendario, pero, ser oportuno, es la precisión del instante que jamás olvidará el tiempo.

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