La innovación y el desarrollo

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by Nicolas Ordoñez Ruiz

Sin lugar a duda, el binomio innovación-desarrollo se erige como una ruta transformadora en la sociedad de hoy. Si a las nuevas generaciones —no solo colombianas, sino de todo el mundo— se les dotara de herramientas para cultivar estas capacidades, estaríamos ad-portas de una transformación global profunda. Este proceso debe darse de manera holística —desde el hogar, la academia y la empresa— sustentado en la convicción íntima del individuo como receptor de esa formación, con el Estado asumiendo un papel protagónico, especialmente a través de líderes comprometidos con políticas perdurables y visionarias.

Las naciones del primer mundo se destacan por sus audaces apuestas en innovación y por el despliegue de tecnologías de vanguardia. Por ejemplo, Estados Unidos lidera la inversión absoluta en innovación y desarrollo con más de 806 mil millones de dólares en 2021, mientras que China, con un crecimiento exponencial, concentra cerca del 27 % del gasto global en investigación y desarrollo. Sin embargo, medido como fracción del PIB, países como Israel (6,3 %) y Corea del Sur (más del 5 %) sobresalen por su alta intensidad en innovación y desarrollo, fomentando ecosistemas innovadores paradigmáticos. En contraste, en muchas economías en desarrollo el gasto en innovación no supera el 1 % del PIB, lo cual subraya la brecha en competitividad tecnológica a escala global.  

De acuerdo con cifras recientes, el gasto mundial total en innovación ha experimentado un crecimiento notable durante las últimas décadas, casi triplicándose desde aproximadamente 1 billón de dólares en el año 2000 hasta alrededor de 2,75 billones en 2023, superando así muchos de los desafíos económicos globales y enfatizando el papel clave de la ciencia y la tecnología como motores del progreso económico y social. Este incremento se ha producido a pesar de crisis económicas, pandemias y tensiones geopolíticas, lo que demuestra la resiliencia estratégica de la inversión en innovación como palanca de desarrollo sostenible.  

Estos arquetipos contrastan fuertemente con países que destinan menos del 1 % de su PIB a investigación, advirtiéndonos que, en la contienda global por la innovación, quien rehúye la osadía inversora incurre en el riesgo de volverse obsoleto en un escenario competitivo y voraz. El promedio de gasto en innovación y desarrollo como porcentaje del PIB en los países de la OCDE ronda el 2.7 %, mientras que en Colombia languidece alrededor del 0.21 %, muy por debajo de la media internacional. Aunque el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 ambicionaba elevar este porcentaje al 0.5 % para 2026, tal meta ha resultado esquiva y hasta ahora poco realista desde el punto de vista de ejecución efectiva.

Ante este panorama, resulta imperioso resaltar el papel de la Fundación Innovación para el Desarrollo (I+D), liderada por el expresidente Iván Duque y la ex primera dama María Juliana Ruiz. En medio del desequilibrio nacional en este ámbito, I+D propende por una Colombia más competitiva, focalizándose en la juventud como catalizador de cambio. ¿Cómo no exaltar logros tangibles, palpables e irrefutables? Comencemos por el programa Dreamers & Makers, que en 2025 congregó a 300 emprendedores sociales e innovadores de 120 municipios en los 32 departamentos, con un 47 % de mujeres, 22 % de participantes de comunidades étnicas y 24 % de jóvenes rurales. Mediante esta iniciativa, liderazgos otrora silenciados encontraron eco, formándose grandes líderes de Colombia y el mundo, y exponiendo sus visiones en Estados Unidos, Europa y Asia.

Pero la vocación global de I+D no se circunscribe ahí: sus foros y debates abordan vicisitudes como la inteligencia artificial, la energía y la sostenibilidad. Este año, en alianza con la Universidad EAN y diversos aliados, orquestaron uno de los encuentros más importantes en IA a escala nacional y continental, con panelistas destacados de países como Estados Unidos, Reino Unido, México, Brasil, España, Australia y Suiza, donde se discutieron los roles de la IA y su gobernanza responsable.

Otros escenarios en los que I+D irrumpió activamente incluyen el Smart Energy Forum 2025 —con su Innovation Lab— y la alianza con Enactus, la red universitaria de emprendimiento social más grande del mundo; en cada uno de estos espacios, I+D infunde su esencia: forjar liderazgos como agentes de cambio, impulsando a jóvenes y aliados con una visión humanista para propulsar transformaciones globales.

Personalmente, albergo la esperanza de que no solo I+D prolifere con mayor vigor, sino que los líderes de Colombia y del continente contribuyan al diálogo desde la construcción y no desde la destrucción. Ese es el sendero hacia una sociedad óptima, donde las generaciones venideras crecer felices en su patria.

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por Nicolas Ordoñez Ruiz
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