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La ideologización en los colegios públicos

Resumen

La educación pública en Colombia sufre de ideologización, afectando la formación de estudiantes. Esto es potenciado por algunos docentes y plantea retos para el futuro educativo del país.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Leon Sandoval Ferreira
La ideologización en los colegios públicos

Por: León Sandoval Ferreira

La educación es un derecho, pero más que un derecho es un deber. La educación es la base de todo proceso social, sin adecuada y correcta educación las sociedades fracasan. Se debe educar para la formación de carácter, disciplina, criterio e independencia. La formación marca el devenir del individuo y de las sociedades. Países con altos niveles educativos están indefectiblemente sujetos a prosperar con ciudadanos exitosos. Para el caso colombiano, el País ha aumentado significativamente la cobertura educativa, no obstante, la formación que se imparte a niños, niñas y adolescentes desde las instituciones públicas es preocupante por la altísima carga ideológica con la que está contaminada.

La educación pública colombiana en los niveles básicos y de segundaria no es la mejor, muchas veces la planta física de los planteles es paupérrima, no cuentan con materiales pedagógicos adecuados, el programa de alimentación escolar no cumple con los requerimientos nutricionales adecuados y los docentes en algunos casos, no son los más competentes, pese a los ingentes esfuerzos del Gobierno por beneficiarlos con planes de formación a nivel de maestría y doctorado. Aunado a lo anterior, preocupa particularmente, la ideologización a la que están expuestos los menores por parte de algunos profesores que terminan por pervertir sus mentes. Para nadie es un secreto que la educación pública está en manos de un fuerte sector que hacen de la cátedra educativa una tribuna para impartir mensajes que rayan a veces con el odio y el resentimiento social. Docentes que en pleno Siglo XXI aún hablan de lucha de clases y desvirtúan la función de la familia en la sociedad.

Algunos docentes hacen de la educación una de las herramientas de la batalla cultural, propagada por intelectuales como el italiano Antonio Gramsci (1891-1937) y el francés Louis Althusser (1918-1990) quienes vaticinaron que el triunfo del comunismo se daría mediante la batalla cultural a largo plazo y no por la lucha de clases. La educación se utiliza como aparato ideológico del Estado. En tanto, el Estado detente la educación, habrá altas posibilidades de ideologización. Aspectos que en los últimos tiempos son cada vez más evidentes, instituciones educativas con nombres de anarquistas y revolucionarios.

Experimentos educativos como los de Fidel Castro (1926-2016) en Cuba, Hugo Chávez (1954-2013) en Venezuela y Evo Morales (1959) en Bolivia para el caso hispanoamericano, que cambiaron las tradicionales planas escolares de “Mi mamá me mima” por las de “Viva el socialismo del Siglo XXI”, han producido nuevas generaciones de ciudadanos resentidos y mentalmente adiestrados; terminan instrumentalizados para la mal llamada “Protesta social” que a veces raya con la violencia. Es urgente revisar las nuevas narrativas en el modelo educativo. La libertad de cátedra no es una patente de corso para convertir el arte de la enseñanza en un instrumento ideológico. No debería ser socialmente aceptado expresiones como brindar subsidios a jóvenes para que no delincan. Pagar por portarse bien es inmoral ¿Dónde queda el imperativo categórico kantiano? La escuela pública menos forma y educa, más adoctrina.

Vale la pena considerar planteles educativos concesionados a organizaciones privadas probas y con mucha experiencia pedagógica y administrativa, se debería volver a enseñar religión en los colegios públicos para que los valores judeocristianos sean retomados en la sociedad. Igualmente, no cualquiera debería ser docente. Enseñar es un arte que exige vocación, decencia y honestidad. Las escuelas y colegios públicos no pueden ser tribunas para quienes infestan de odio y desidia las mentes infantiles. Basta ya de la interrupción del servicio público educativo de niños, niñas y adolescentes por cuenta de los activistas disfrazados de docentes.

 

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