La estrategia de paz, derechos y equidad que transforma territorios
En el corazón de Floridablanca, una ciudad que se consolida como la segunda más importante de Santander, hay una institución que, lejos del ruido político o los reflectores mediáticos, ha construido silenciosamente una revolución ciudadana desde el acceso a la justicia, la protección de derechos y la prevención de violencias. Se trata de la Casa de Justicia, dirigida por la incansable abogada y líder social Viviana Peinado, quien junto a un equipo interdisciplinario ha convertido este espacio en un referente regional en atención ciudadana y restablecimiento del tejido social.
Durante el primer semestre del año 2025, esta entidad ha presentado un balance contundente: 5.961 personas atendidas directamente en su Centro de Recepción e Información (CRI), y una cobertura extendida que llegó a 14 barrios, tanto urbanos como rurales, beneficiando a más de 12.399 personas en múltiples jornadas pedagógicas, ferias, charlas comunitarias y visitas puerta a puerta. Según explicó Peinado, este trabajo ha sido posible gracias a la articulación con entidades como las comisarías de familia, la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo, la Policía Nacional, el Ejército, la Personería, la Inspección de Trabajo, el ICBF, entre otros actores del Comité Municipal de Justicia.
La violencia intrafamiliar: el desafío urgente

Uno de los temas que atraviesa gran parte de las acciones de la Casa de Justicia es la violencia intrafamiliar. Con 618 denuncias registradas solo hasta mayo y un número equivalente de medidas de protección emitidas, las comisarías de familia han sido la primera línea de contención ante una realidad que vulnera a mujeres, niñas, niños, adolescentes y también a hombres.
Según explicó Peinado durante su intervención en el Noticiero Regional de Santander de Radio Bucarica y Periódico EL FRENTE, se ha logrado una reducción del 15 % en los índices de violencia intrafamiliar en comparación con el año anterior, un avance que se atribuye a la estrategia integral de prevención y atención. “Nuestros comisarios tienen la competencia legal para dictar medidas inmediatas como el desalojo del agresor, y lo hemos hecho. Pero además estamos trabajando con las instituciones educativas, los barrios y las familias para que reconozcan las señales de violencia y sepan a dónde acudir”, afirmó.
A esta labor se suma el trabajo psicosocial, jurídico y comunitario que se realiza desde la Casa Refugio, creada en cumplimiento de la Ley 2215 de 2022, y que desde mayo de este año brinda atención temporal a mujeres víctimas, garantizándoles alojamiento, alimentación y acompañamiento profesional para iniciar un nuevo proyecto de vida libre de violencias.
Prevención desde las aulas y los barrios
La gestión liderada por Peinado no se queda en la atención de casos. También apuesta por la transformación cultural desde la infancia y la adolescencia. A través de campañas como “El ciberacoso no es una broma, no te sumes”, se ha llegado a instituciones educativas como el Colegio José Elías Puyana, donde los estudiantes de grados noveno a once participan activamente en la creación de contenidos que promueven la convivencia sana y el uso responsable de las redes sociales.
Asimismo, con el programa “Carrusel de la Convivencia”, el equipo de la Casa de Justicia visita escuelas y colegios con actividades lúdicas para enseñar a los estudiantes sobre sus derechos, rutas de atención, mecanismos alternativos de solución de conflictos y, sobre todo, el valor de decir no frente a situaciones de riesgo. “Nos hemos propuesto que los niños y adolescentes de Floridablanca tengan herramientas para resistir la presión social, para identificar el maltrato, el abuso y las palabras que hieren. Porque la violencia no siempre es física, también es emocional, económica, sexual”, dijo Peinado.
El colegio Gabriela Mistral, por ejemplo, ha sido uno de los escenarios donde la mediación escolar ha tomado fuerza. Allí, estudiantes líderes han sido capacitados para promover la solución pacífica de conflictos, demostrando que la prevención sí es posible cuando se trabaja de forma articulada entre gobierno, comunidad y educación.

Justicia accesible para todos
Ubicada estratégicamente en el barrio El Carmen, cerca de la plaza de mercado y en una zona que conecta con las comunas 4 y 8, la Casa de Justicia responde a un modelo del Ministerio de Justicia que prioriza el acceso de poblaciones vulnerables a la justicia formal e informal. En este espacio confluyen servicios como atención jurídica gratuita, orientación en derechos humanos, resolución de conflictos vecinales, trámites ante la inspección de policía, protección de derechos de infancia y adolescencia, entre muchos otros.
“Allí, todos los días se atienden más de 150 personas”, contó el periodista Fernando Otero, quien reconoció la labor “todo terreno” de la directora. “Viviana llega en su carro, con sus botas pantaneras, se mete a los barrios, a los asentamientos, habla con la gente y logra que las instituciones lleguen donde antes nadie llegaba”, resaltó. Su gestión ha sido tan valorada que incluso se la compara con figuras de liderazgo nacional, destacando su empatía, profesionalismo y entrega.
Hacia una cultura ciudadana del respeto y la equidad
Más allá de cifras, lo que se está construyendo en Floridablanca es una cultura de legalidad, respeto, equidad y justicia social. Desde las campañas de prevención hasta la intervención directa en casos críticos, la Casa de Justicia se consolida como una estrategia de paz territorial que articula a las instituciones con la comunidad. En palabras de Peinado: “La solución no está solo en castigar al agresor, sino en enseñar a no agredir, en que cada niño y niña aprenda desde pequeño que sus derechos importan, que puede decir no, que hay a quién acudir y que vivir sin violencia es posible”.
Este mensaje resuena no solo en las comunas que han sido impactadas, sino también en las emisoras, medios y redes donde se han empezado a replicar los contenidos pedagógicos y testimonios de éxito. La articulación con entidades como la Secretaría de Salud, la Secretaría de Educación, la Clínica Guane, el Ejército Nacional y las universidades demuestra que la justicia no es solo una sentencia, sino una red que protege, cuida y transforma.
En medio del debate sobre el modelo de seguridad en Colombia, con una institucionalidad cuestionada por su permisividad frente a grupos armados y un sistema judicial colapsado, ejemplos como el de la Casa de Justicia de Floridablanca invitan a mirar con esperanza. Porque sí hay funcionarios comprometidos, sí hay políticas públicas que funcionan, y sí hay ciudadanos que, al recibir orientación, logran romper ciclos de violencia que creían inquebrantables.
La experiencia de Floridablanca debe ser replicada, apoyada y visibilizada. Porque como lo expresó uno de los periodistas del Noticiero Regional de la Cadena de la Cordialidad, “no basta con denunciar lo que está mal; hay que contar también lo que está bien, y esta Casa de Justicia es una de las mejores noticias que ha tenido Santander en mucho tiempo”.

