Israel e Irán ponen en peligro al mundo con su guerra demencial

Israel y Irán se encuentran en un punto crítico. Israel lanzó ataques a instalaciones nucleares y objetivos militares iraníes en la madrugada del viernes bajo el nombre de Operación León Naciente, con la explicación de neutralizar una amenaza existencial señalada por su Primer Ministro.

Irán respondió con misiles balísticos y drones que Israel interceptó en su mayoría. Esta dinámica de ataque y contraataque no resulta aislada. La escalada directa entre ambos Estados trasciende antiguos enfrentamientos indirectos y plantea riesgos de alcance global.

Esa demencial confrontación amenaza la estabilidad regional y hace insoportable el riesgo de propagación hacía otros países limítrofes y provocó un alza inusitada en el precio del petróleo, con lo cual se incrementa la inquietud global

Las cadenas de suministro y la economía mundial sufren repercusiones drásticas porque empiezan a escasear elementos o el alza en los precios lesiona y repercute la economía mundial.

Dee forma tibia desde la Organización de Naciones Unidas y otras potencias mediadoras emitieron llamados a detener la escalada, exigieron suspensión de hostilidades y poner en acción las vías diplomáticas y aceptar la intermediación de otros países.

Esa rivalidad se generó cuando la Revolución Islámica truncó la relación existe al calificar de “pequeño Satán” a Israel, ese fue el detonante para que ahora se agredan de manera inusual con ataques directos al territorio del otro, que causan destrucción y muerte de inocentes.

El mundo está en peligro porque una guerra abierta obligaría a entrar en el conflicto, con alianzas externas, con la posibilidad de involucrar a actores de Asia, Europa y Estados Unidos, lo que generaría un conflicto de dimensiones impredecibles.

La prevención de una guerra mayor requiere acción inmediata y coordinada. Hay que restablecer canales de comunicación indirecta. Los Estados neutrales deben entrar a mediar y presentar garantías de seguridad y supervisión internacional del programa nuclear iraní.

Ese programa nuclear es el que asusta al mundo porque el Gobierno iraní no ha tenido ningún reparo en responder el fuego nutrido que le ha disparado Israel y se teme que haga uso de material radiactivo para atacar de forma despiadada al pueblo israelí.

Israel tiene abierto varios frentes de guerra y los más devastadores son contra la Franja de Gaza e Irán. El mundo no está para acolitar una guerra de gran escala en Medio Oriente y la responsabilidad de parar el actual enfrentamiento recae en Israel e Irán y en los países que ostentan influencia sobre ambos.

La vía decisiva pasa por compromisos claros, supervisión técnica del cese al fuego inmediato y garantías de seguridad mutua, porque si fracasa la diplomacia significará un desbordamiento inatajable de esa guerra y es allí donde debe primar el dialogó que exige rectitud política y determinación para salvaguardar vidas.