Harry Styles: de panadero en un pueblo inglés a ícono global de la música y la moda

Antes de convertirse en una superestrella, Harry Styles era un adolescente común que trabajaba los sábados en la panadería W. Mandeville, en Holmes Chapel, su pueblo natal en Inglaterra. A los 14 años, se ponía el delantal y vendía pan con entusiasmo, como él mismo recordó en tono humorístico en el documental This Is Us: “Trabajo de fin de semana... voy a ser rico”.

Su vida cambió en 2010 cuando audicionó para X Factor con “Isn’t She Lovely” de Stevie Wonder. Aunque no avanzó como solista, fue seleccionado para integrar One Direction, banda que alcanzó fama mundial con récords de ventas, giras exitosas y millones de fanáticos.

Tras la salida de Zayn Malik y la posterior separación del grupo en 2015, Styles lanzó su carrera en solitario. Su primer álbum, Harry Styles, incluyó el hit “Sign of the Times” y marcó una nueva etapa artística. Con el paso de los años, se consolidó como uno de los músicos más influyentes de su generación.

Según Cosmopolitan, Styles posee un patrimonio estimado en 120 millones de dólares. Además de su éxito comercial, la crítica lo ha elogiado por su versatilidad musical, comparándolo con figuras como Mick Jagger. La revista Rolling Stone destacó su capacidad de moverse con soltura entre el rock, el pop y el soul.

Harry también se ha convertido en un ícono de la moda contemporánea, reconocido por su estilo auténtico y por desafiar estereotipos. Fuera del escenario, ha sido un firme defensor de causas sociales como los derechos LGBTQ+, la igualdad de género y la salud mental, lo que ha reforzado su imagen de artista comprometido.

Hoy, la panadería donde trabajó es un sitio de peregrinación para sus admiradores. Desde ese pequeño local en Cheshire hasta llenar estadios en todo el mundo, la historia de Harry Styles es un símbolo de perseverancia, talento y autenticidad.