Suscribirse

Suscríbete a nuestro boletín

¡Éxito! Revisa tu correo

Para completar la suscripción, haz clic en el enlace de confirmación en tu bandeja de entrada. Si no lo recibes en 3 minutos, revisa tu carpeta de correo no deseado.

Vale, gracias
¿Golpe interno real o puro show presidencial?

¿Golpe interno real o puro show presidencial?

Resumen

El enfrentamiento entre Gustavo Petro y Álvaro Leyva ha capturado la atención en Colombia. Con acusaciones cruzadas y desplantes mediáticos, esta disputa más parece un espectáculo que resuelve problemas nacionales, desviando la atención de la crisis de seguridad.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
ELFRENTE profile image
by ELFRENTE

Por: Jairo Rueda Otálvaro

En Colombia las novelas no se escriben, se gobiernan. Y en estos días, la trama que protagonizan Gustavo Petro y Álvaro Leyva ha capturado la atención del país. Las acusaciones cruzadas, los desplantes mediáticos y la forma como ambos han manejado esta crisis dan vergüenza ajena. Lo que debería ser un asunto serio de Estado, un tema que sacuda las instituciones, termina convertido en un espectáculo barato, en un ring de egos que, lejos de resolver los problemas nacionales, los profundiza.

¿Estamos realmente ante una crisis entre el presidente y su exministro, o simplemente nos lanzaron una cortina de humo para tapar la gravísima situación de seguridad que vive el país, los ataques que sufren nuestros militares, el avance de grupos armados ilegales y la pérdida de control del Estado en vastos territorios? Porque aquí lo primero que hay que preguntarse es si esta pelea es auténtica o, como suele suceder en la política nacional, es apenas un montaje hábil para distraer al país. Mientras todos discutimos si Leyva tiene o no razón, los secuestros siguen, el narcotráfico florece y los asesinatos de líderes sociales no paran.

Si el enfrentamiento es real, entonces hay responsabilidades clarísimas de ambos lados. Empecemos por el exministro, un veterano de la política colombiana que no es ningún novato ni ningún improvisado. ¿Cómo es posible que un excanciller, un hombre que conoce las entrañas del poder, salga a lanzar semejantes acusaciones (nada menos que sugerir que el mandatario consume drogas) sin aportar una sola prueba contundente? ¿A qué estamos jugando? Esto no es un debate de redes sociales ni un rumor de café, esto es la estabilidad del país.

Leyva no puede actuar como un adolescente vengativo. Tiene la obligación, si realmente posee información cierta, de presentar las pruebas ante las autoridades competentes. Si no lo hace, no solo queda como un personaje irresponsable y mezquino, sino que se convierte en alguien que daña profundamente la credibilidad del país ante la comunidad internacional. Colombia no puede permitirse este tipo de espectáculos. Por respeto a la nación, debe hablar con pruebas o callarse.

Pero el mandatario no se queda atrás en esta tragicomedia. Su reacción ha sido penosa, sarcástica, evasiva. En lugar de enfrentar de frente las acusaciones, en lugar de demostrar con hechos que está limpio, ha optado por burlarse, por enredarse en ironías, por jugar al político que sabe moverse entre escándalos. Si está libre de culpa, ¿por qué no se hace un examen toxicológico y se lo muestra al país? Si está tan seguro de que esto es un montaje, ¿por qué no acude a los tribunales a demandar penalmente al exfuncionario por injuria, calumnia y conspiración contra el Estado?

La actitud del jefe de Estado no solo despierta sospechas, sino que alimenta la percepción de que aquí hay algo más oscuro detrás. Si no tiene nada que esconder, ¿por qué no se defiende con la contundencia que exige su cargo? Si tiene la razón, debería ser el primero en exigir justicia y no en permitir que estas acusaciones circulen libremente, dañando la imagen internacional. Parece más interesado en usar esta crisis como un telón de fondo para desviar la atención de los problemas de seguridad, de las cifras económicas preocupantes y de la falta de avances en sus grandes promesas de gobierno.

La pregunta que queda sobre la mesa es demoledora: ¿de verdad estamos frente a una pelea política de fondo, a un quiebre profundo entre estas dos figuras, o simplemente estamos ante un show bien montado para distraernos de lo verdaderamente urgente? Porque si esto es una cortina de humo, es una de las más descaradas de los últimos años, y ambos protagonistas deberían pagar el costo político de jugar con la inteligencia del país.

ELFRENTE profile image
por ELFRENTE

Subscribe to New Posts

Lorem ultrices malesuada sapien amet pulvinar quis. Feugiat etiam ullamcorper pharetra vitae nibh enim vel.

¡Éxito! Revisa tu correo

To complete Subscribe, click the confirmation link in your inbox. If it doesn’t arrive within 3 minutes, check your spam folder.

Vale, gracias

Leer más