Gobierno unipersonal
Resumen
La centralización del poder en un líder puede llevar a un alejamiento de la realidad nacional, con decisiones unipersonales que afectan aspectos clave de la administración estatal, como la economía y salud, resultando en un gobierno autoritario.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Jaime Galvis Vergara
Un grave inconveniente en la democracia tal como se concibe actualmente es la tendencia hacia el manejo del Estado en forma unipersonal. Algo que es común en dictaduras y determinadas “democracias”.
Esto se puede observar actualmente en la Federación Rusa donde hay todo un ceremonial electoral, un parlamento y un poco notorio poder judicial, pero en la práctica el poder lo ejerce un solo personaje en forma omnímoda, prácticamente una dictadura. La acumulación de decisiones y labores del estado en una sola persona generalmente conduce a un alejamiento de la realidad nacional. Esto provoca que el jefe del estado recibe la información acerca la mayor parte del funcionamiento del País en forma indirecta, pero toma las decisiones de acuerdo con su criterio personal.
Aspectos tales como la economía, las relaciones exteriores, los conflictos, guerras internas y externas, manejo de la educación, salud, la energía, las obras públicas y mil aspectos más de la administración de un país depende de decisiones personales, toda esa carga afecta la personalidad del mandatario, el cual toma un cariz gradualmente más autoritario.
En China, la tendencia es más autocrática, por el dominio de un partido único y allí empieza también a presentarse una especie de cansancio del poder, el líder indiscutido gradualmente se está desvaneciendo y empiezan a desvelarse sus inevitables fallas en el ejercicio de un poder omnímodo.
El exceso de atribuciones y de resoluciones en la persona de un mandatario, no solamente se presenta en dictaduras y semi-dictaduras, también se observa en democracias presidencialistas. Un paradigma de esto se encuentra en los Estados Unidos de Norteamérica, donde, a pesar de existir un Congreso actuante, las atribuciones y funciones presidenciales son tantas, que la toma de decisiones se torna agobiante. Esto deriva en dos diferentes situaciones, si el mandatario es un anciano con algunos síntomas de demencia senil, una camarilla toma las decisiones, tal como ocurrió en el cuatrienio que terminó recientemente; si el mandatario está en completo uso de sus facultades mentales como ocurre en la Presidencia actual, la concentración de funciones lo puede llevar a un larvado autoritarismo.
El gobierno unipersonal, puede llevar a situaciones grotescas, cuando un demagogo histriónico llega a escalar el poder, convirtiendo la administración pública en un sainete absurdo. Esto generalmente se presenta en países de medianas dimensiones, tales como Venezuela, Namibia, Irak, Colombia, Turkmenia, Cuba, Uganda, Corea del Norte, Bolivia, Nicaragua, Zimbabue, Suráfrica, etc., en los cuales, algunos “presidentes”, verdaderos alienados mentales o drogadictos delirantes, convierten dichos estados en ferias donde proliferan ideologías absurdas, mafias de varios matices y corrupción desbordada. Esto generalmente culmina en una bancarrota total.
Ante la evidente crisis de la democracia liberal, cabría pensar en cambios que permitan su subsistencia, los regímenes parlamentarios atenúan las tendencias autoritarias, pero las soluciones a los problemas tardan demasiado.
Quizás una solución fuera la implementación de un mandato tripartita tal como se ensayó en la República Romana. Con tres mandatarios compartiendo el poder podría esperarse un ejercicio del sentido común.