Gobierno autoriza uso médico y científico de la flor de cannabis ¿Por qué se demoraron tanto tiempo?
Resumen
El Gobierno de Colombia, mediante el Decreto 1138 de 2025, autoriza el uso médico y científico de la flor de cannabis. Esta medida busca fortalecer la atención médica humanizada, dinamizar la economía y reconocer el valor ancestral del cannabis para prácticas curativas.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El Gobierno Nacional dio un paso trascendental en materia de salud pública y política de drogas. A través del Decreto 1138 de 2025, el Ministerio de Salud y Protección Social autorizó oficialmente el uso médico y científico de la flor de cannabis como producto terminado, abriendo una nueva etapa para el aprovechamiento terapéutico y farmacéutico de esta planta ancestral, y reconociendo su valor histórico dentro de las prácticas curativas de las comunidades indígenas.
Con esta decisión, Colombia se convierte en uno de los pocos países de América Latina que permite el uso directo de la flor de marihuana con fines médicos, siempre bajo prescripción facultativa y supervisión sanitaria.
El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez, explicó que el decreto busca “poner la salud de las personas en el centro” y fortalecer un modelo de atención “más humano y basado en la evidencia científica”.
“Damos un paso importante hacia un modelo de atención más humano, que ofrece tratamientos respaldados por la ciencia. También fortalecemos la industria nacional y apoyamos a los pequeños y medianos cultivadores”, afirmó el ministro.
El Decreto 1138 de 2025 simplifica los procesos de licenciamiento para la producción de cannabis medicinal, permitiendo que pequeños y medianos cultivadores rurales participen en la cadena productiva legal. Esta medida busca dinamizar la economía local, generar empleo y fortalecer el desarrollo agroindustrial en zonas históricamente afectadas por economías ilegales, en concordancia con el Plan Nacional de Desarrollo “Colombia Potencia Mundial de la Vida”.
Reconocimiento al valor medicinal y ancestral del cannabis
Más allá de su impacto económico y científico, el decreto también representa un acto de reconocimiento hacia las culturas indígenas y afrodescendientes que han utilizado desde tiempos ancestrales la planta de cannabis conocida tradicionalmente como marihuana en prácticas curativas y rituales de sanación.
Para estas comunidades, la planta no solo tiene propiedades medicinales, sino también un valor espiritual como símbolo de equilibrio entre cuerpo y naturaleza. En muchos territorios, los sabedores tradicionales la han empleado para aliviar dolores musculares, controlar la ansiedad, tratar problemas de sueño y reducir síntomas asociados a enfermedades crónicas.
Hoy, la ciencia moderna comienza a respaldar lo que las culturas originarias ya sabían: que el cannabis sativa contiene compuestos activos con amplio potencial terapéutico.
Los principios activos: ciencia detrás de la planta
La marihuana medicinal proviene de la planta Cannabis sativa y contiene dos compuestos principales: el tetrahidrocannabinol (THC) y el canabidiol (CBD). El THC es la sustancia psicoactiva que influye en el estado de ánimo y la percepción del dolor.
El CBD, por su parte, no produce efectos psicotrópicos, pero se asocia con beneficios terapéuticos comprobados, como la reducción de convulsiones, inflamaciones y síntomas de ansiedad.
Diversos estudios han demostrado que el cannabis medicinal puede contribuir al tratamiento de epilepsia, esclerosis múltiple, náuseas por quimioterapia, dolor crónico, espasmos musculares, trastornos del sueño y ansiedad, entre otros padecimientos.
En el caso colombiano, los pacientes con prescripción médica podrán acceder directamente a la flor seca de cannabis para inhalación o preparaciones magistrales, bajo control farmacéutico y acompañamiento médico.
Impulso a la ciencia y la investigación nacional
El Decreto 1138 también fortalece la investigación científica en el país, al ampliar la vigencia de las licencias extraordinarias para proyectos no comerciales y permitir el uso experimental del cannabis con fines de innovación médica.
Esto significa que universidades, centros de investigación y laboratorios públicos o privados podrán producir, estudiar y desarrollar medicamentos o tratamientos derivados de la flor de cannabis, siempre dentro de los lineamientos éticos y sanitarios establecidos.
La normativa autoriza además que establecimientos farmacéuticos habilitados elaboren preparaciones magistrales a partir de la flor de cannabis, lo que permitirá personalizar tratamientos según las necesidades de cada paciente.
Con este avance, el Gobierno reafirma su compromiso con una política de salud “equitativa, sostenible e innovadora”, en línea con la Política Nacional de Drogas “Sembrando Vida, Desterramos el Narcotráfico”, que busca transformar el enfoque punitivo hacia uno de bienestar, desarrollo y derechos humanos.
La medida se suma a la estrategia nacional para desestigmatizar el uso medicinal del cannabis y fomentar su aprovechamiento legal y responsable, con control estatal y criterios científicos.
Expertos en salud pública destacan que este decreto posiciona a Colombia como un referente regional en investigación, regulación y producción de cannabis medicinal, además de abrir nuevas oportunidades en el mercado internacional para los productores locales.
Opiniones divididas y desafíos pendientes
Aunque el decreto ha sido celebrado por médicos, investigadores y asociaciones de pacientes, algunos sectores conservadores han manifestado reservas sobre la medida, advirtiendo que podría abrir la puerta a interpretaciones erróneas sobre la legalidad del consumo recreativo.
No obstante, el Gobierno ha reiterado que el uso autorizado es exclusivamente médico y científico, y que cualquier desviación de ese propósito será objeto de sanción.
Organizaciones de pacientes, por su parte, destacan que este cambio normativo podría mejorar la calidad de vida de miles de personas que actualmente dependen de medicamentos costosos o de difícil acceso para tratar enfermedades crónicas y dolorosas.
Una decisión con raíces ancestrales
Para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada, el Amazonas y el Cauca, la planta de cannabis ha sido durante siglos un elemento sagrado de sanación, introspección y equilibrio energético.
Su reintroducción al sistema de salud moderna, bajo criterios científicos y éticos, representa según expertos en medicina intercultural un encuentro entre la sabiduría ancestral y la ciencia contemporánea.
En palabras de un investigador del Instituto Nacional de Salud “estamos reconociendo que el conocimiento ancestral también es conocimiento científico. Este decreto no solo regula una sustancia, sino que restituye un saber histórico que durante décadas fue marginado por prejuicios”.
La autorización del uso médico y científico de la flor de cannabis no solo marca un hito regulatorio, sino que abre un nuevo capítulo en la historia sanitaria, científica y cultural de Colombia.
Con esta medida, el país da un paso decidido hacia la integración entre la medicina moderna y la sabiduría ancestral, apostando por un modelo de salud que prioriza la evidencia, la equidad y el respeto por la diversidad cultural.
En adelante, los desafíos serán garantizar la transparencia en la producción, la seguridad en el consumo, el acceso equitativo para los pacientes y la inclusión de las comunidades campesinas e indígenas en la cadena de valor del cannabis medicinal.