Futuro de la democracia nacional está plasmado en los Consejos de Juventud
Resumen
El voto juvenil en Colombia es crucial para transformar realidades. La baja participación revela fallas en representación y políticas efectivas. Urge que los jóvenes voten y participen en los Consejos de Juventud para exigir compromisos concretos y cambios significativos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Juventud que no vota entrega su futuro y el silencio electoral equivale a renunciar al derecho de decidir las reglas que regirán la vida pública. En Colombia el sufragio de las nuevas generaciones no es un acto simbólico, sino constituye la herramienta legal y política para transformar realidades y exigir compromisos concretos.
La Ley Estatutaria 1885 de 2018 reconoce este derecho y creó los Consejos de Juventud para garantizar la presencia juvenil en la gestión pública y aunque por ser parte de estos Consejos no reciben salario, tienen la oportunidad de foguearse en el tinglado político y convertirse en bastiones fundamentales de la democracia colombiana.
Los datos confirman una crisis de representación. En 2021 la participación en las elecciones de Consejos de Juventud fue del 10,31% a nivel nacional. En Bogotá ese porcentaje se redujo al 6,6% y sólo en Sucre alcanzó el 21,47%.
Aunque el 90% de los planes de desarrollo territorial para 2024 - 2027 incluyen acciones de fortalecimiento a la participación juvenil, el 29,41% de las ciudades capitales no cuenta con la política pública de juventudes.
Esos números revelan una incalculable brecha entre la normatividad y la implementación local, que limita el acceso real de los jóvenes a espacios de decisión.
De las 29 ciudades capitales consultadas, solamente tres conformaron las comisiones de concertación y decisión que exige la ley; dos de esas tres carecen del decreto reglamentario obligatorio.
El 72,4% de las ciudades realizó únicamente una asamblea de juventud, cuando la normativa ordena dos. Falta claridad administrativa, falta presupuesto y falta compromiso por parte de autoridades locales.
Ante ese panorama el voto juvenil cobra un valor estratégico. Votar permite respaldar liderazgos legítimos que prioricen empleo, educación y participación efectiva. Un voto informado habilita la exigencia de cumplimiento de planes de desarrollo, facilita la fiscalización de recursos y condiciona las decisiones sobre inversión pública. El sufragio es el mecanismo más directo para transformar compromisos en obligaciones y para señalar las prioridades que deben figurar en la agenda pública.
La responsabilidad recae en los jóvenes y en las instituciones que deben servirlos. Inscribirse en el censo electoral, verificar el puesto de votación y acudir a las urnas son pasos concretos que convierten el reclamo en política pública.
Cuando miles de jóvenes ejercen su derecho, las autoridades responden con medidas tangibles. La participación en los Consejos de Juventud forma liderazgos locales, fortalece el tejido institucional y facilita la elaboración de políticas ajustadas a realidades juveniles.
La democracia necesita de la juventud colombiana y la juventud necesita del voto. No votar facilita que otros decidan por el porvenir. Votar obliga a gobernantes y partidos políticos a rendir cuentas.
Que las nuevas generaciones respalden la democracia con su presencia en las urnas y que ese respaldo se traduzca en políticas reales, porque el voto es compromiso y oportunidad para la juventud.