Financiación oficial de las campañas políticas es otra fuente de corrupción
Resumen
La corrupción política se intensifica con alianzas entre mafias de narcotráfico y minería ilegal. Clanes familiares dominan la política, perpetuando el poder y dilapidando recursos públicos, evidenciado en el saqueo de fondos en la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Los vicios de la política tradicional llegaron como una posible oportunidad para evitar el uso del dinero mal habido en las campañas electorales. Sin embargo, se multiplicó la corrupción con la picaresca contratista que entró hace muchos años por regiones de la Costa Atlántica para beneficiar a ciertas élites y perpetuarse en el poder.
Nada raro que los bandidos de cuello blanco se colocaron al servicio de las mafias del narcotráfico y de la minería ilegal, para quitarle majestad al ejercicio de la actividad política. De qué sirve la legislación electoral, que va envuelta en papel de seda, con miles de millones de pesos que se mueven en medio de los laberintos de la narcoguerrilla y de otros grupos armados ilegales, que aplican la ley de la selva para perpetuarse en los escenarios de la representación popular.
Cuando se discutía la nueva Constitución Nacional, que fue promulgada en 1991, muchos sectores de la vida nacional propusieron una medida cautelar, prohibiendo la reelección inmediata de los congresistas para evitar el monopolio de la representación popular. Ahora, con la creación de las ‘Unidades Legislativas’ los senadores y representantes consiguieron unas cuotas burocráticas impresionantes y multiplicaron su patrimonio económico en una feria de negocios donde los clanes familiares entraron a perpetuidad en el manejo de los partidos políticos y se sintieron dueños de la democracia.
Aferrados a los intercambios burocráticos entre los mismos congresistas se reparten los contratos de obras públicas; los nombramientos de ministros y ejecutivos de la administración central; las tierras decomisadas a las mafias del narcotráfico y en el inventario de bienes malhabidos que confiscan las autoridades por la vía de la expropiación, la corrupción ha alcanzado niveles exorbitantes.
Una demostración de estos altos niveles de corrupción está representada en el saqueo de fondos de la denominada ‘Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres’, donde Olmedo López, reconocido líder petrista del departamento de Antioquia y el ingeniero Sneider Pinilla, del departamento de Santander, sintieron pasos de animal grande, mas grandes que los orangutanes, y prefirieron obedecer al dictado de su conciencia, en un fenómeno de corrupción tan grande, que alcanzó para corromper a una veintena de parlamentarios, a quienes les entregaron muchas tierras decomisadas a los carteles del narcotráfico, con la pérdida de los valores éticos, como si fueran unos protozoarios, que todo lo tocan y todo lo corrompen’ .
Se acabó la moral pública a la sombra de negocios turbios, donde los clanes familiares convirtieron la actividad política en vergonzosas gavillas, donde se venden y se compran las conciencias, para perpetuarse en los escenarios de la representación popular. Todo este sancocho de negocios turbios hace que muchos de los actuales parlamentarios prefieran ‘invertir’ miles de millones de pesos, obtenidos de manera ilícita, comprando y vendiendo los altos cargos de la administración nacional, como lo han hecho algunos de los mas ‘fieles y leales amigos’ del actual gobierno.
Debería acabarse la vagabundería de la financiación estatal de las campañas electorales, para contrarrestar los nuevos pecados capitales envueltos en la compraventa de cargos dependientes de los honorables congresistas y la feria de contratos que, como está demostrado en el saqueo de fondos estatales, para comprar conciencias y vanidades, han de mostrado que ha sido mas dañina y peligrosa la medicina que la enfermedad.