En espera del Anillo Externo Metropolitano
Resumen
El Anillo Vial Externo Metropolitano de Bucaramanga presenta atrasos significativos en su ejecución. Falta de planificación adecuada, gestión predial lenta y ausencia de licencia ambiental son los principales obstáculos que han limitado el avance del proyecto.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
El proyecto del Anillo Vial Externo Metropolitano de Bucaramanga prometía ser una solución estructural para el caos vehicular, conectar de manera más eficiente a los municipios del área metropolitana y dinamizar la economía regional. Pero, iniciado el contrato de obra en mayo de 2023, los avances a la fecha están muy por debajo de la magnitud de la inversión y de las expectativas. El atraso sustancial en el inicio de las obras, revelan evidentes fallas en la planeación del proyecto.
La obra fue contratada en 2023, con plazo de ejecución de 8 años y una proyección que busca cubrir 28 kilómetros de vía que conectan Girón con Piedecuesta, con un valor que supera los 344 mil millones de pesos.
Sin embargo, aunque el proyecto es ambicioso y necesario, con la ejecución del contrato de obra se ha logrado muy poco. Hasta el momento, sólo se han pavimentado alrededor de 3 kilómetros de los 28 inicialmente planeados. La escasa ejecución obedece a que el proyecto se encuentra mayoritariamente enfocado en la gestión predial necesaria para poder ejecutar la obra y adicionalmente, aún no se cuenta con la licencia ambiental, elemento indispensable para avanzar en el proyecto.
Una de las fuentes de financiación del proyecto recae en la sobretasa al ACPM, teniendo como valor proyectado para la vigencia 2025 de 11.500 millones de pesos. Sin embargo, el recaudo solo ha llegado a 5.800 millones, lo cual representa un déficit en los recursos necesarios para continuar con la gestión predial requerida.
Las fallas en la planificación del proyecto se evidenciaron desde el momento mismo de la publicación de la licitación de la obra en fase II, dejando en manos del contratista el desarrollo hasta fase III. En proyectos de esta magnitud, no resulta conveniente iniciar sin contar con una planificación completa en fase III, ya que solo en ese nivel es posible tener claridad sobre los costos reales y las obras necesarias. Cuando no se cumple este ciclo de planificación, se incrementa significativamente el riesgo de fracaso del proyecto.
Esta demora en la ejecución de la obra deja como afectados directos a los empresarios, transportadores y comerciantes, que siguen enfrentando sobrecostos por el tiempo adicional en los desplazamientos y a los cientos de transeúntes que deben soportar la congestión vehicular; además de generar un deterioro en la confianza ciudadana frente a la institucionalidad que no garantiza la satisfacción de las necesidades apremiantes de los ciudadanos.
El Anillo Externo Metropolitano no puede seguir siendo un proyecto con pobres avances. Se requiere una intervención decidida de las entidades responsables, transparencia en la ejecución y, sobre todo, voluntad política para garantizar la resolución de los obstáculos que atrasan la obra.
* Marcela Pabón. www.fundacionparticipar.com